DIARIO
JUAN ÁLVAREZ MON EN MADRID

Madrid 12 de noviembre de 1849
Hoy, mientras cae la tarde sobre los tejados de la ciudad y el bullicio de las calles se atenúa, he sentido la necesidad de tomar la pluma y dejar constancia de este día y de algunos pensamientos que me rondan desde hace tiempo. El alma, a veces, pide escribir para no perderse.
Vivimos en lo que los ilustrados de cafés y gacetas llaman la Década Moderada, esos diez años —que ya parecen eternos— en los que el Partido Moderado gobierna sin contrapeso, sostenido por la voluntad de la Corona y por la joven Reina Isabel II, cuya figura aún no inspira devoción unánime, pero sí obedece a los designios de nuestro tiempo.
Yo, en medio de este Madrid de avenidas anchas y callejuelas revueltas, llevo viviendo ya algunos años. Llegué siendo apenas un muchacho, acompañando a mi medio hermano Domingo y a otros miembros de nuestra familia. Desde entonces, he procurado formarme con tesón, combinando los libros con las lecciones que solo la vida urbana enseña.
Hoy trabajo como conserje en unas oficinas. No es oficio de gran renombre, pero me permite sostenerme con dignidad mientras continúo explorando por mi cuenta una forma de arte que ha comenzado a hechizarme. No se trata de pintura, aunque comparte con ella la exigencia del ojo agudo y de la paciencia. Es la fotografía, ese prodigio moderno que fija la luz sobre placas, inmovilizando instantes con una fidelidad casi inquietante. Llevo ya tiempo realizando ensayos. Si me animo —y si el resultado lo merece— tal vez pronto me atreva a mostrar alguno.
No puedo evitar confesar que echo profundamente de menos mi tierra. Talarén habita en mí como un susurro constante. Extraño el aroma fresco de la hierba al amanecer, el silencio del campo, la cercanía de los míos. Mi corazón se estremece al pensar en mis padres y hermanas. Si el tiempo y las circunstancias lo permiten, me gustaría volver durante el estío, en las fiestas de San Antolín. Esta vez no iría solo: deseo llevar conmigo a Josefa Gómez Román, la mujer que llenado mis días de esperanza. Dentro de siete meses, si Dios lo permite, seremos marido y mujer. Quiero que mis padres la conozcan, que la reciban como hija. Será, lo presiento, un viaje significativo.
Pero hoy el motivo que me impulsa a escribir es también motivo de alegría. Esta mañana ha sido bautizado el primer sobrino varón de nuestra familia: Manuel Juan. Es hijo de Domingo y Valentina. Domingo ya tenía una hija de su primer enlace con doña Isabel Tejero, llamada Dominga, y con Valentina, ha tenido otra niña, Dolores. Pero este niño ha traído una alegría distinta, nueva, más honda. Es, quizás, la promesa de continuidad, el heredero de una historia familiar tejida con esfuerzo.
Domingo, con voz emocionada, me pidió que fuera su padrino, y me encomendó el deber —que tomé con solemnidad— de proteger al pequeño si un día él faltara, o al menos de servirle como buen consejero. La madrina ha sido Manuela, hermana de Valentina, y de ambos ha tomado su nombre. Nació la madrugada del día 10, a las tres, y hoy ha recibido el bautismo en la iglesia de San Ildefonso, su parroquia, pues la familia reside en la calle Valverde 28, cuarto piso.
La celebración ha sido sencilla, pero sentida. Valentina y Domingo lo organizaron todo con gran esmero. Nos hemos reunido los más cercanos, y entre sonrisas, brindis y buenos deseos, hemos compartido un día que guardaré en la memoria como un instante de verdadera dicha.
Ahora que lo escribo, comprendo cuánto ha cambiado mi vida en poco tiempo. De aquel joven que llegó desde Talarén con la maleta medio vacía y los sueños llenos, queda el mismo corazón, sí, pero ya cubierto por el peso suave de las experiencias.
Que Dios me permita seguir caminando con paso firme y alma despierta.
— Juan

Madrid 21 de noviembre de 1849
Han transcurrido apenas nueve días desde que celebramos con emoción el bautizo de mi sobrino Manuel Juan, mi querido ahijado. Y aunque su cuerpecito aún es pequeño y delicado, y la prudencia manda que no armemos alborotos en exceso, la naturaleza de nuestra familia —alegre, ruidosa, afectuosa— siempre termina por imponerse. Nos reunimos, como tantas otras veces, los más cercanos; y, sin poder evitarlo, nuestras voces, tan llenas de vida como de volumen, resonaron por el piso de la calle Valverde.
Hoy hemos vuelto a subir a casa de Domingo, no sólo para llevar nuestras felicitaciones, sino también para ver con nuestros propios ojos cómo se encuentra la madre, Valentina, que —gracias a Dios— se halla en excelente estado. Fue un encuentro breve, pero sentido. Ellos lo agradecieron profundamente, y nosotros también, en lo hondo del alma, al ver la nueva vida crecer rodeada de tanto cariño.
En medio de la conversación, surgió inevitablemente el recuerdo de quienes están lejos. Qué distinto hubiera sido todo si mi padre, Miguel, y mi madre, María, pudieran haber estado presentes. También a Domingo se le nublaron los ojos un instante al evocarlos. Los mencionamos con ternura, con esa melancolía serena que a veces se instala en el pecho cuando la dicha es incompleta. Pero, aun con su ausencia, sentimos que su aliento nos acompaña en cada paso, en cada decisión, en cada acto de generosidad o de coraje.
Pese a las distancias, nuestro ánimo no decae. Cada día que pasa sentimos que avanzamos, que construimos. Domingo prospera notablemente con su negocio de carruajes de lujo —tanto, que bien puede decirse que ya controla en Madrid un verdadero monopolio en el ramo—. Y yo, por mi parte, me preparo con ilusión y recogimiento para formar mi propia familia. Josefa y yo compartimos sueños, y cada jornada que transcurre nos acerca un poco más al día de nuestra unión.
Deseo que el fruto de nuestro trabajo sirva también para aliviar la carga de nuestros padres, como pequeño tributo a todo lo que nos dieron. Nada me haría más feliz que poder devolverles, siquiera en parte, lo que de ellos he recibido en amor y esfuerzo.
Dentro de cinco días celebraré mi vigésimo primer aniversario. No sé si habrá gran celebración, pero sí sé que me encontrará agradecido: por la vida, por el camino recorrido y por las promesas que aún me aguardan.
Que Dios me conceda sabiduría para no desviarme, y fuerza para seguir creciendo sin olvidar de dónde vengo.
— Juan
Madrid, 9 de junio de 1850
Día de mi desposorio
«Josefa, recibe este anillo, símbolo de mi amor por ti…» —pronuncié con voz apenas contenida, mientras deslizaba la alianza en su delicado dedo. «…Esta alianza te recordará, cada día, cuánto te amo, que te soy y seré fiel, y que, pase lo que pase, siempre me tendrás a tu lado.«
Ella me tomó la mano derecha con ternura, y al mirarme a los ojos, supe sin palabras que aquella promesa sería sagrada para ambos por el resto de nuestros días.
«Juan, recibe este anillo…» —dijo ella con voz serena, mientras colocaba la alianza en mi dedo anular—, «…como símbolo de mi fidelidad, de mi entrega a ti, y para que te recuerde siempre lo inmenso que es nuestro amor.«
Yo sonreí entonces, incapaz de contener la emoción. Tomé su mano y la llevé a mis labios con suavidad. «Te quiero«, murmuré en silencio, antes de besar la alianza que acababa de ponerle. Aquella que, estoy seguro, no se quitaría jamás.
El cura titular de la iglesia de San Sebastián, donde tuvo lugar la ceremonia, continuó su homilía con palabras que aún resuenan en mi pecho. Habló de dos manos unidas para siempre, de dos corazones latiendo al unísono, de dos almas que se entregan para vivir una sola vida. Su alegato me conmovió profundamente, y un nudo se formó en mi garganta al comprender, con hondura, la solemnidad y la belleza del vínculo que estábamos sellando.
Aquel día, bajo la bendición de Dios y con el testimonio de mi querido hermano Domingo, me desposé con Josefa. Ella tenía entonces treinta y tres años, y yo, veintiuno. Algunos quizá lo vean como diferencia, pero jamás lo sentimos como tal. Nuestra convivencia fue siempre armónica, nutrida de respeto mutuo y cariño sincero.
Desde aquel instante en que nuestras miradas se cruzaron ante el altar, supe que me había convertido en el hombre más feliz sobre la tierra.
Josefa, ahora mi esposa, era oriunda de Chilches, un pequeño pueblo costero de Castellón. Sus padres, don Pascual y doña Josefa, le inculcaron desde niña una dulzura natural, una fortaleza serena y un corazón generoso.
¡Qué pena me da pensar que no se haya conservado ninguna fotografía de aquel momento! Lo hubiera querido, para mostrar al mundo, años después, los rostros exactos del amor verdadero. Pero tal vez haya algo más duradero que una imagen; el recuerdo grabado en el alma, que ni el paso de los años ni la muerte podrán borrar.
— Juan
Madrid 29 de diciembre de 1854
El día en que nació nuestra hija
Las calles murmuran. La ciudad se estremece bajo los ecos de la política, como un río revuelto por corrientes que se cruzan sin descanso. La agitación de estos días —alzamientos, pronunciamientos, dimisiones— ha llenado Madrid de incertidumbre. O’Donnell, Dulce, el general Serrano… nombres que ya circulan con fuerza por las tertulias y los corrillos, tras los sucesos de Manzanares, Barcelona, Valladolid y Valencia. El Gobierno ha dimitido. Se ha formado una Junta de Gobierno en Madrid que, bajo presión, ha obligado a la Reina Isabel a ceder. Hoy se ha confirmado: D. Baldomero Espartero será el nuevo Jefe de Gobierno. Así comienza lo que muchos ya llaman el Bienio Progresista.
Y sin embargo, entre tanto desorden exterior, mi mundo interior se ha iluminado como por el paso de un cometa. Una luz ha atravesado la sombra de los acontecimientos, dejando una estela que seguro sé, será eterna.
Hoy ha nacido nuestra primera hija. La primogénita. Fruto de cuatro años de amor firme y sincero desde que uní mi vida a la de Josefa. Aún tengo el pulso alterado y los ojos húmedos. Me cuesta escribir sin que la emoción me embargue.
Vivimos en la calle del Baño, una calle tranquila en el corazón de Madrid, que —dicen— con los años será rebautizada como «Ventura de la Vega». Y aún más adelante, este rincón de la capital se convertirá en el célebre «Barrio de las Letras». Pero para mí, hoy, no hay nombre más hermoso que el de hogar, porque aquí, bajo este techo, ha comenzado una nueva vida.
La hemos bautizado en la misma iglesia donde Josefa y yo nos dimos el sí eterno: San Sebastián, en la calle Atocha. Un templo cargado de historia, donde fueron enterrados los restos de los célebres Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva, de Lope de Vega. También fueron bautizados famosos personajes como Ramón de la Cruz, Leandro Fernández de Moratín, Tirso de Molina, entre otros. O donde también se casaron famosos posteriores a mi matrimonio. Me sobrecoge pensar que nuestra hija, en sus primeras horas de vida, ha sido acogida en un lugar tan profundamente ligado al arte, la palabra y el alma de España.
Sus abuelos maternos, mis queridos suegros, son D. Juan Gómez y Dª. Josefa Román. Por la parte paterna, mis padres, a quienes tanto debo y tanto echo de menos en este momento, son Miguel y María. Ojalá hubiesen estado aquí, para sostenerla entre sus brazos y mirarla como solo se mira al futuro hecho carne.
Estoy convencido de que, con una u otra técnica —aunque rudimentaria, aunque laboriosa— habré inmortalizado su rostro. Tal vez en alguna de mis primeras placas fotográficas, esas que guardo con celo de aprendiz. La carita de mi hija, serena, diminuta, perfecta. No puedo dejar de mirarla.
Y si no fuera ahora, tal vez algún día, cuando el tiempo haya tejido con hilos de memoria las huellas de este presente, aparezcan esas imágenes, y entonces os las podré mostrar. Pero por hoy, me basta con saber que ha nacido, que respira, que duerme junto a su madre… y que el amor que nos une se ha vuelto visible y eterno en la forma de una pequeña criatura que lleva nuestra sangre.
— Juan
Madrid 18 de noviembre de 1857
Día del bautismo de mi sobrino Severiano José
La política, siempre inquieta, continúa deslizándose por cauces inestables. La Reina Isabel II, en su afán de sostener la balanza del poder, ofreció la presidencia del Gobierno a don Juan Bravo Murillo, quien la rehusó con cortesía. Finalmente, ha recaído el encargo en el general Francisco Armero, dando paso a lo que ya se conoce como el Bienio Moderado, entre los vaivenes de la Unión Liberal y el eterno juego de influencias que teje y desteje el destino de la nación. Mientras los altos cargos se disputan el rumbo del país, en nuestras casas se libran otras pequeñas batallas, más silenciosas, pero no menos trascendentales: las de la familia, la memoria y el corazón.
Y es así que hoy, en el templo que es ya para nosotros más que un símbolo, hemos celebrado un nuevo y dichoso acontecimiento. En la histórica iglesia de San Sebastián, esa joya en la calle Atocha donde tantos nombres ilustres fueron bautizados, casados o sepultados —y donde yo mismo me desposé con Josefa, donde bautizamos a nuestra hija primogénita, y donde mi hermano Domingo también selló su unión con Valentina— hemos asistido hoy al bautismo de su cuarto hijo, que llevará por nombre Severiano José Álvarez de Mon Azuela.
El niño nació el día diez del presente mes, y ha venido al mundo en la casa familiar de la calle Valverde, 28, cuarto piso, donde viven Valentina, su madre, junto a sus otros hijos: Dominga, de dieciséis años —fruto del primer matrimonio de Domingo con Isabel Tejero—, Dolores, de diez, y mi querido ahijado Manuel, que cuenta ya nueve años.
Los abuelos maternos del pequeño Severiano son D. Manuel Azuela, natural de Burgos, y Dª. Prudencia Martínez, nacida en El Campijo, en tierras alavesas. Por la parte paterna, mis propios progenitores: mi padre Miguel de Talarén (Navia), y su primera esposa, María Ana Rodríguez, nacida en San Miguel de Anleo.
La celebración ha sido vivaz, entrañable, rebosante de alegría —como suele ser entre los Álvarez Mon, donde todo lo importante se vive con intensidad, con ruido, con abrazos. Recuerdo haber fotografiado ya tantos momentos a lo largo de estos años… pero ninguno como este, en el que las sonrisas parecían quedarse flotando en el aire como si el tiempo, por un instante, se hubiese detenido.
Este niño —mi sobrino Severiano— marcaría, sin que aún lo supiéramos, el corazón de todos los que hoy le rodeamos. Lo presiento ya desde ahora: su espíritu será grande. Intuyo en él una fuerza callada, una lealtad a prueba de tempestades, una valentía que conmueve. Y, ¡ay de mí!, que ya sé lo que el porvenir le depara… No es aún el momento de escribir sobre ello, pero llegará. Cuando el calendario nos arrastre hasta esas fechas fatídicas, volveré a este cuaderno a relatar lo que supuso para mí y para todos…
Pero hoy no. Hoy me aferro al instante. Hoy, aún lo tengo en brazos, envuelto en mantas, dormido, ignorante del peso que el destino colocará un día sobre sus hombros. Hoy solo soy un tío emocionado, agradecido y profundamente feliz.
— Juan
Madrid, enero 1858 (Nacimiento de mi hija Carmen)
Del nacimiento de nuestra segunda hija
La inestabilidad política, cual fiebre persistente, continúa sacudiendo los pilares del Reino. Apenas han transcurrido tres meses desde que el general Francisco Armero ocupara la presidencia del Gobierno, y ya ha sido relevado por don Francisco Javier Istúriz, quien asumió el cargo el pasado catorce de enero. Proseguimos, así, inmersos en este Bienio Moderado, donde los gobiernos nacen y se extinguen como candelas expuestas al viento.
Mas, ajenos al estrépito de la alta política, en nuestro pequeño mundo ha acontecido un suceso que rebasa cualquier tumulto, cualquier noticia del exterior. Pues esta madrugada, a las cinco en punto, una nueva luz ha cruzado nuestro cielo doméstico, tan brillante y pura como aquella que, hace cuatro años, me trajo a mi primogénita. Hoy, nuestra segunda hija ha nacido, y con ella, un nuevo e inextinguible resplandor se ha instalado para siempre en mi pecho.
La hemos llamado Carmen Juana Dominga Valentina Álvarez de Mon Gómez. Un nombre largo, sí, pero colmado de historia, afectos y vínculos que deseamos perpetuar. Josefa, mi amada esposa, se encuentra bien, radiante de dicha pese al cansancio. Nuestra hija Josefa —que ya empieza a preguntar cosas del mundo con mirada atenta— ha recibido a su hermana con esa mezcla de asombro y celos dulces que sólo los niños saben expresar con tanta franqueza.
Seguimos viviendo en la calle del Baño, que algún día los mapas rebautizarán como Ventura de la Vega, y que, junto a las calles del Prado y del Lobo —la futura Echegaray—, tiene el raro privilegio de figurar entre las primeras de Madrid en contar con alumbrado de gas. Por las noches, cuando regreso a casa y veo las farolas encendidas, me embarga una mezcla de orgullo y ternura. Las luces titilan como estrellas domésticas, pequeñas constelaciones al servicio de nuestro vivir cotidiano. Madrid, en pleno siglo XIX, empieza a mirar hacia el porvenir sin despojarse del alma que la hace eterna.
El bautizo de nuestra niña tuvo lugar este veintinueve de enero, en la iglesia que ya es extensión de nuestra historia: San Sebastián, en la calle de Atocha. Allí, entre sus muros, están depositadas tantas memorias nuestras que ya no sé si la reconozco por sus piedras o por el eco de los nuestros en sus bóvedas. Han sido padrinos de Carmen mi querido hermano Domingo y su esposa Valentina, que ejercieron su papel con la ternura y la gravedad que la ocasión merecía.
Celebramos después en familia. Hubo alegría sin aspavientos, emoción serena y sincera. Yo, fiel a mi empeño de capturar el tiempo, inmortalicé los rostros de todos con mi cámara: tíos, primos, risas entrecortadas, gestos que quizá se desdibujen en la memoria, pero que hoy ya están preservados en las placas de mi estudio. La fotografía, esa alquimia de luz y paciencia, me ofrece la única forma que conozco de vencer al olvido.
Carmen duerme ahora en su cuna. Su respiración apenas se escucha. Me acerco, la miro, y comprendo que no hay mayor revolución que el nacimiento de un hijo. La historia del mundo puede temblar afuera; aquí dentro, en este cuarto tibio, se gesta un porvenir distinto, íntimo, sagrado.
— Juan
26 de noviembre de 1858
De honradez, esfuerzo y un pequeño reconocimiento público
Este año del Señor de mil ochocientos cincuenta y ocho, me encuentra con dos hijas en casa y el alma dividida —con entusiasmo y cierto agotamiento— entre mi pasión por la fotografía y mi modesta labor como acomodador en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Un teatro recientemente estrenado y en el he encontrado un trabajo que me da la posibilidad de relacionarme con personas que me serán muy útiles para mi futuro fotográfico.
Entre butacas, luces de candilejas y las notas dulces de la zarzuela que embriagan los sentidos, voy aprendiendo no sólo a encuadrar imágenes, sino también a conocer mejor el corazón humano.
Hoy es mi cumpleaños número treinta, y como si el destino hubiese querido celebrarlo conmigo de un modo singular, mi nombre ha sido mencionado en la prensa madrileña. El Clamor Público, en su edición de este mismo veintiséis de noviembre, en la página tres, columna cuarta, se ha publicado un artículo que relata un suceso reciente acaecido en el propio teatro. Uno de tantos que se repiten con cierta frecuencia: el olvido de objetos personales por parte de los espectadores.
Esta vez no se trataba de un pañuelo bordado, ni de un par de guantes caídos, sino de algo mucho más delicado: un talón de La Caja General de Depósitos, con un valor de mil cuatrocientos cincuenta y un reales. Una suma considerable. Al encontrarlo, supe que debía obrar con extrema cautela; no todos los rostros que se acercan a reclamar algo extraviado lo hacen con verdad en los labios. Y por eso inicié —como diría mi padre— las diligencias necesarias, con paciencia, discreción y rectitud. Gracias a Dios, pude hallar al legítimo dueño y devolvérselo en mano. Sus ojos se humedecieron de alivio y gratitud.
No hice otra cosa que cumplir con lo que aprendí en casa, lo que mi padre Miguel y mi hermano Domingo me inculcaron desde la infancia: ser un hombre honrado en todo momento, aunque nadie mire, aunque nadie aplauda. Pero, en esta ocasión, sin yo buscarlo, la honradez fue recompensada y reconocida. El afectado quiso agradecerme más allá de las palabras. Y los periódicos —además de El Clamor Público— también recogieron la noticia: La Iberia, en su edición del día veinticinco, y La Época, el propio veintiséis, ambas en sus respectivas páginas terceras, columna quinta.
Me da pudor leer mi nombre impreso, lo confieso. No por falsa humildad, sino porque creo que la honradez no necesita escaparates. Pero hay en ello también una satisfacción secreta, como la que se siente al ver bien expuesta una buena fotografía: que algo ha quedado bien hecho, que la sombra no ha vencido a la luz.
Mis hijas todavía no comprenden estos pequeños acontecimientos, pero espero que un día, cuando lean esto, comprendan que el verdadero retrato de un hombre no se hace con cámara, sino con actos. Y que en este mundo que tanto cambia, la decencia es una llama que nunca debe apagarse.
— Juan
Madrid 21 de enero de 1860
Entre reformas y despedidas
Avanza la construcción del ferrocarril, se reorganiza el ejército, y la desamortización de Madoz sigue su curso. Pero, lejos del estruendo político, la vida nos sacude de otro modo más profundo y más silencioso.
Hace unos días, Valentina, la esposa de mi hermano Domingo, ha muerto. Se apagó en silencio, con la calma que siempre la acompañó. Domingo la besó en la frente, tembloroso, y me pidió apenas con un hilo de voz que llamara a los niños para despedirse. Fue un momento tan sereno como desgarrador.
Valentina era hija de Manuel Azuela y de Prudencia Martínez, natural de El Campijo. Le dio a Domingo tres hijos preciosos: Dolores, que cuenta ahora con catorce años, Manuel Juan, mi ahijado, de once, y el pequeño Severiano José, de apenas dos, como mi hija Carmen. También queda con ellos Dominga, la mayor, que Valentina quiso como hija propia.
Mi hermano, con solo cuarenta y dos años, ha quedado viudo por segunda vez. Sigue al frente de su próspera empresa de carruajes de lujo, que domina buena parte del centro de Madrid, pero ahora debe enfrentarse al reto mayor: criar a sus hijos sin la guía amorosa de su esposa.
Viven en la calle Valverde, aunque ya levanta nuevas casas en la Ronda de Atocha, y construye un bello edificio en la calle Doctor Fourquet, donde un día vivirá toda la familia. Sus construcciones, hechas con visión, aún estarán en pie cuando nosotros ya no estemos.
Mientras tanto, Josefa y yo seguimos en la calle del Baño, con nuestras hijas Josefa y Carmen, creciendo entre el bullicio de Madrid y la fragilidad de estos tiempos. Continúo perfeccionando el arte de la fotografía, ese milagro moderno que me permite guardar la memoria de los que amamos antes de que el tiempo nos los quite.
— Juan
Madrid 14 de febrero de 1861
Enlace y memoria
El reinado de nuestra joven Isabel II continúa, aunque en el trasfondo de los salones y tertulias se percibe ya con nitidez la erosión del gobierno de O’Donnell. Moderados y Progresistas han afilado sus voces, y hasta el propio Cánovas y el general Prim, hombres antes fieles al ideario de la Unión Liberal, han dado la espalda al gabinete. Algunos murmuran que ha sido por traición a los principios que al general le granjearon tanto poder como respeto.
En lo íntimo, hoy se cumple un año desde que la sombra del luto se posó sobre nuestra familia. Valentina, mi cuñada, la segunda esposa de mi hermano Domingo, partió de este mundo dejándonos un hueco imposible de colmar. El luto público se ha cumplido con decoro, pero el duelo del alma no responde a plazos ni a silencios: aún la nombramos bajito, como si nos oyera.
Y, sin embargo, la vida —insistente, sin permiso— se abre camino. Hoy, 14 de febrero de este año de 1861, el mismo en que el invierno parece que ha querido templarse, hemos asistido a un nuevo acontecimiento: el enlace de mi hermano Domingo con Sebastiana Agustina Rivacova Arichavala, natural de Artxiénega, en Álava. Ambos cuentan ya cuarenta y tres años, lo cual hace del encuentro algo más sereno que festivo, pero no por ello menos solemne. El acto ha tenido lugar en la Real Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, con D. Antonino Carrasco, presbítero y Teniente Mayor de Cura, oficiando el rito con sobria elegancia.
Una semana antes, el nueve del presente, firmaron escritura de carta dotal ante el notario José Anduaga. Mi hermano, que rara vez se deja arrastrar por la letra de los documentos, ha mostrado en esta ocasión una meticulosidad que me ha sorprendido. Aporta a la unión nada menos que nueve mil reales de más —un gesto que, según recoge la escritura, responde a las “buenas cualidades” de su nueva esposa— y una participación en su empresa de carruajes de lujo en Madrid. Dicen que Sebastiana gusta de documentar cada paso que da en su vida. No me extrañaría que sus papeles terminen por servir de base a algún genealogista del porvenir.
He capturado algunos retratos con mi lente. La luz del día y el recogimiento del templo han dado lugar a imágenes serenas. Las veremos juntos más adelante.
Ahora viven en la calle de Sevilla número catorce, en el sotabanco, dentro del distrito de Congreso. En su nuevo hogar conviven los cuatro hijos de Domingo, la recién casada, y doña Manuela, madre de Sebastiana, una señora viuda de setenta y siete años, nacida también en Álava.
No deja de parecerme fascinante la formalidad del acto jurídico que acompaña este enlace. Esa carta dotal que tanto valor cobra en estos tiempos: documento que recoge los aportes, bienes, pertenencias y obligaciones que los esposos llevan a la vida en común, con su correspondiente tasación. Todo ello será considerado si, por la voluntad de Dios o por designios menos nobles, esta nueva sociedad llegara a su fin.
Y así, entre la política que se desmorona en los palacios y los nuevos comienzos que brotan entre la bruma de la memoria, continuamos avanzando. Un día más.
— Juan
Madrid 3 de febrero de 1863
Un nombre impreso y la sombra de los cambios
Vivimos tiempos de zozobra. La Reina ha aceptado la renuncia de O’Donnell, y con ello nos adentramos, sin remisión, en lo que ya muchos auguran será la crisis final del reinado de Isabel II. Ha regresado Narváez, férreo, con el gesto endurecido por los años y la voluntad de imponer orden desde el centro mismo del poder. Su nuevo gobierno —de aire casi dictatorial— ha puesto freno al proceso de desamortización iniciado por Madoz, deteniendo así una de las grandes sacudidas que han marcado este siglo.
La desamortización… qué palabra tan llena de vértigo. Los Liberales la esgrimen como una herramienta política para derribar el armazón antiguo de la propiedad y levantar sobre sus ruinas un nuevo Estado moderno. Pero para muchos de nosotros, que caminamos entre la tradición y el porvenir, es una marea que arrastra certezas, posesiones y hasta memorias familiares.
Hoy, sin embargo, mi día ha comenzado con una inesperada sorpresa. Mi nombre ha aparecido impreso en el periódico Diario Oficial de Avisos de Madrid, en su primera página, columna primera. Me he visto reflejado en tinta tipográfica —y no por mi oficio de fotógrafo, sino por haber participado en la reciente subasta para la amortización de títulos de la deuda de sisas.
Durante la última semana, en las salas consistoriales del Ayuntamiento, se han presentado cerca de nueve millones de reales nominales en noventa y dos proposiciones. Solo veintitrés de ellas, entre las que se encuentra la mía, han sido finalmente admitidas, completando así el millón de reales efectivos que se destinaban a dicha amortización.
Los tipos ofertados alcanzaron incluso el 93 por 100, pero las adjudicadas —entre las que humildemente figuro— se situaron entre el 44’99 y el 50’99 por 100. Puede parecer nimio, pero para mí representa un paso firme hacia el afianzamiento de mi pequeña estabilidad, tan arduamente labrada entre negativos, lentes y jornadas en el teatro.
No deja de sorprenderme cómo, en medio de tanto fragor político y tanta maquinaria estatal, un simple ciudadano puede hallar su nombre inscrito, como por azar, en el hilo invisible que va tejiendo esta historia nuestra.
Mañana, sin duda, volveré al estudio. Pero esta noche —que huele a invierno, a tinta y a tiempo que se mueve— guardaré el recorte del periódico entre mis documentos más preciados.
— Juan
Talarén, julio de 1864 y diez de mayo de 1865 (Inscripción en el Registro de la Propiedad de Luarca)
La reina Isabel II, ha confiado finalmente el gobierno al conde de Miraflores, casi no tiene apoyos, así su presidencia solo ha durado hasta enero de este año de mil ochocientos sesenta y cuatro, lo ha sucedido Alejandro Mon y Menéndez el uno de marzo. Olazaga y Prim desconfian de la capacidad de Isabel II para abandonar definitivamente la crisis, por lo que están configurando una alternativa. El dieciséis de septiembre Narváez forma gobierno de nuevo, con nefastos resultados, por lo que O´Donnell ha regresado de nuevo el veintiuno de junio de mil ochocientos sesenta y cinco. Se han aprobado nuevas Leyes y se han convocado elecciones a las Cortes sin llegar a llevarse a cabo. Se ha sublevado el general Prim, resultando un fracaso y se originan muchas muertes en la capital. O´Donnel se ha retirado agotado de la vida política y lo secunda el diez de julio de mil ochocientos sesenta y cinco Narváez de nuevo, que condona las penas no ejecutadas a los sublevados y refuerza la censura y el orden público.
Y ante toda esta turbulencia política, no contemplada con anterioridad, la vida de cada uno de nosotros continúa para hacernos mantener la cordura. En Talarén donde yo nací, mis padres, familia y vecinos están sintiendo la repercusión desde hace años de las inclemencias del tiempo sobre las cosechas, o de la no adecuación provechosa del clima a la tierra ya sea por exceso por escasez las cuales son su medio de vida.
Habiéndolo hablado con mi hermano mayor Domingo, decidimos que fuera él quien se ocupara y por derecho actuara, de manera que, en julio de 1864, mi padre Miguel procedió a inscribir en el Registro de la Propiedad de Luarca las 6 fincas y la casa de Talarén. Fueron testigos Juan Alonso (vecino de Talarén) y Juan Álvarez de Mon (primo de mi padre Miguel, e hijo de su tío Josef).
A solicitud y con instancia de D. Francisco Cortina de Anleo, administrador del Excelentísimo Señor Duque del Parque, don Francisco Castrillón, doña Antonia Fernández del lugar de Talarén, el párroco de San Antolín y don Bernardo Méndez Trelles. A la Patrona de la obra pía de Villacondide se sirva administrar información sobre las fincas, para proceder a su inscripción
El 10 de mayo de 1865 (y previa inmatriculación en el Registro de la Propiedad el año anterior), ante el escribano en Armental José García Loredo, con el número 38 de su protocolo se elevó a público la compra venta de Domingo, mi hermano, a mis padres Miguel y María, reservándoles a éstos el usufructo vitalicio y con alguna condición resolutoria.
De esta manera ellos podrían disponer de efectivo y pagar sus deudas, y tendrían asegurado su techo y cobijo en su vejez, ninguno de mis hermanos podría reclamar nunca nada. Al fallecimiento de ellos, nuestros padres, el único propietario sería Domingo o sus descendientes, como sería tristemente el caso.
— Juan
Madrid, enero de 1866 (Gabinete fotográfico)
Y continúa reinando Isabel II con el gobierno del general Narváez desde el 4 de mayo de 1864 que asumió el cargo por vez primera, ha estado alternando según las conveniencias del entorno político su cargo en altas y bajas, esta vez, sería la definitiva.
Estamos en el mes de enero, y el Ayuntamiento ha procedido a recoger los padrones de habitantes de Madrid, aquí en la calle de Carretas 37, distrito de Centro, tengo mi gabinete fotográfico, en este cuarto de fotografía trabajo, es amplio y como tiene una buena altura, (es la cuarta planta), también recojo una buena luz imprescindible para matizar la imagen. Como información adicional os diré que pago mensualmente 400 reales de vellón, como bien refleja el padrón y en las observaciones pongo donde estoy empadronado, o sea viviendo con mi familia, calle del Lobo 7, en lo que será en el siglo XXI, el popular Barrio de las Letras de Madrid.
También el Ayuntamiento ha recogido el padrón de habitantes de mi vivienda, aquí observaréis que vivía junto a mi esposa Josefa, mis dos hijas Josefa y Carmen y una criada. Aparece el trabajo que desempeñaba. Aquí pagaba de alquiler 1000 reales mensuales y era el distrito de Congreso.
— Juan
Madrid, 26 de mayo de 1866 (Enlace de mi sobrina Dominga)
Isabel II sigue reinando y continúa Narváez como cabeza de gobierno manteniendo el rigor autoritario con expulsiones de las cátedras de los republicanos y Krausistas y manteniendo el orden.
Cuando nació mi sobrina Dominga, mi primera sobrina, la hija de mi hermano al que cuando yo era niño más que quererle y respetarle, lo idolatraba y quería imitar, me pareció un prodigioso milagro de la naturaleza, tan pequeña y tan perfecta. Yo tenía entonces trece años de edad, fue en mil ochocientos cuarenta y uno, y aunque fui viendo el nacimiento de mis tres hermanas menores, no tenía edad para ser consciente como estando en plena pubertad que es cuando estás despertando al mundo y sus sensaciones. La quiero mucho y además hoy veintiséis de mayo de mil ochocientos sesenta y seis ha contraído matrimonio con Alejandro Pérez y Pérez de treinta y cuatro años de edad natural de Talarén, hijo de Francisco y de Josefa; es de mi tierra natal por lo que estoy más orgulloso si cabe, es cochero y trabaja para mi hermano como muchos otros. Hoy ante la Ley y ante Dios han unido sus vidas y sus almas. Ella Dominga Álvarez de Mon y Tejero de veinticuatro años de edad natural de Madrid hija de mi querido Domingo y de Isabel, fallecida. Hemos estado presentes todos los que la queremos, que somos muchos, y les he fotografiado seguro pues ya este trabajo que me entusiasma es una constante en mi vida. Guardar los recuerdos de una realidad dentro de unos centímetros cuadrados en una sola dimensión sigue resultándome sorprendente.
Se han ido a vivir a la calle de San Marcos número veintidós de Madrid, no muy lejos de su padre. A Agustina, la tercera esposa de mi hermano Domingo, le agrada escriturar todo lo que ocurre de forma excepcional en la vida de su esposo e hijos. Este año han hecho dos escrituras por dos terrenos adquiridos al Estado en el Salitre, en los que yo fui testigo, y la tercera visita al notario ha sido por la Carta de Dote de Dominga, allí nos dice que aportó de dote al matrimonio cinco mil ochocientos ochenta y seis reales más seiscientos ochenta reales en regalos de sus parientes con cariño y ochocientos veinte de un vestido de seda negro y unos pendientes de oro que también le regalo su esposo Alejandro. Me hubiera gustado por justicia que mi cuñada Valentina que hoy hace cinco años que falleció, segunda esposa de mi hermano, hubiera estado presente pues, la crio desde sus cinco tiernos años de edad de forma muy especial.
Espero que sean muy felices como yo lo soy en mi matrimonio¡Vivan los novios!
— Juan
Madrid, 28 de agosto de 1866 (Testamento de mi hermano y fotografío al conde de Fabraguer)
Este año corroboro lo que hace un tiempo os conté: A mi cuñada Sebastiana Agustina, la llena de tranquilidad y sosiego visitar y tener el visto bueno del notariado. Estuve hablando con mi hermano estos días y me comentó que para tranquilidad de su esposa iba a hacer testamento, aunque rebosa de salud con sus cuarenta y ocho años que tiene, pero bueno, quien sabe, es un industrial con mucha competitividad y ya ha recibido algún susto.
Pues aquí nos encontramos el día veintiocho de agosto de mil ochocientos ochenta y seis y ante el notario de Madrid D. Telesforo Robles y en su protocolo 188, Domingo, ha decidido que, si el no pudiera llegar a ver a sus hijos llegada la mayoría de edad de estos, habría que encargarse de ellos bien nuestro padre Miguel que está en Talarén en sus campos o los de mi hermano para mayor precisión. Si el faltase, dios no lo permita, seria yo el que actuase de tutor o curador ad litem de mis sobrinos menores de edad.

No ha habido necesidad de preguntas, simplemente me lo ha comunicado y yo siempre estaré ahí para él y los suyos, en realidad, los nuestros. Es la persona más buena y cabal e inteligente que creo haber conocido y además humilde, y por si fuera poco, es mi hermano y si creéis que exagero leed el testamento, “de tal palo, nuestro padre Miguel, tal astilla…”
Más tarde he estado haciendo unas fotografías en el estudio de la calle Carretas 37 a otro escritor, jurista e historiador amigo mío y alicantino para más señas, como mi esposa Josefa, que es General de Guerra y Marina: Federico Muñoz Maldonado, del que en el siglo XXI habrá una calle en su memoria. Sus títulos son conde de Fábraquer o vizconde de San Javier.
Interesantes tertulias he disfrutado con Bécquer, Maldonado, Castellano y mi amigo Monasterio. Otros muchos también han estado y están ahí, ya os iré contando, pero todas ellas han sido en el café de Levante de la puerta del Sol número 5.
Aquí os muestro su fotografía que como veréis está en una silla muy característica de uno de los decorados de mi estudio, silla única victoriana como se cuenta en mi testamentaría. Dicha silla de mi estudio, aparece en las fotografías que realicé a Gustavo A. Bécquer y por supuesto hice muchas con ese decorado. Bien, en el siglo XXI, en la Biblioteca Nacional de Madrid en la exposición más reciente que tienen de La fotografía en España de 1850-1870 hay unas cuantas anónimas, al menos una es mía, y es la que traigo a colación pues está retratado Tirso Tejada y Alonso, escritor y autor de la obra «flores mustias» de este tiempo en la postura que yo utilizo para mis retratos y con «mi característica silla» y la cortina. Espero lo apreciéis.
— Juan
Madrid, 28 de octubre de 1866 (Fotografío a Gustavo Adolfo Bécquer)
Esta mañana de Domingo tan luminosa he estado haciendo unas cartas de visita que tan de moda están entre la alta burguesía y entre otras muchas he fotografiado a mi amigo de Sevilla Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida, al que se le conocerá artísticamente en el futuro por el segundo apellido paterno Bécquer, como firmará sus obras. Hemos disfrutado y siempre que podemos lo hacemos de tertulias en el Café de Levante de la Puerta del Sol número 5.

Gustavo trabaja como censor de novelas y desempeña este trabajo en Madrid, y aunque no está muy bien de salud ni física ni anímicamente ha querido fotografiarse y pasar unos quince minutos quieto posando, pues la técnica de la fotografía aún está tierna, ya encontraremos la forma de hacerlo instantáneo con el tiempo.
Aquí os muestro el resultado de su paciencia, tiene treinta años y mantenemos una estrecha amistad.
De esta fotografía mía o mejor dicho de mi cliché o negativo, se hará un dibujo del cual harán el monumento esculpido de Gustavo Adolfo Bécquer que se encontrará alrededor de un gigantesco y centenario ciprés de los pantanos, plantado en mil ochocientos cincuenta en el interior del que será famoso parque de María Luisa de la capital de Sevilla, en el futuro siglo XXI.
Oficialmente en el siglo XXI no estará reconocido el hecho de ser dicha escultura resultado de una foto hecha por mí, aunque hay estudios que así lo confirman. Tal es el caso del artículo de Juan F. Egea profesor de poesía y cine de Wisconsin-Madison. En su tesis de 2003 “Imágenes Becquerianas o la lírica entre el dinero y la fotografía”, en la página 19 apartado 17, os lo cuenta.
— Juan
Madrid, 8 de julio de 1868 (Mercancías en la aduana)
El veintitrés de abril de mil ochocientos sesenta y ocho Luis González Bravo sucede a Narváez que ha fallecido. La revolución ya está en marcha y se grita “¡Abajo los Borbones!”. Isabel II se marcha al exilio francés y comienza el sexenio democrático y la construcción del estado liberal.
En octubre se suprime la Aduana de Madrid que hasta ahora ha estado en la calle Alcalá 6, 7 y 9, donde estaban las antiguas caballerizas de la reina Isabel II y la circulación de mercancías por el interior de la capital tendrá nuevas disposiciones. Mientras tanto hoy día siete de julio, me ha llegado notificación para ir a recoger algunas mercaderías de las que estaba pendiente de su llegada, entre otras cosas material para la fotografía. Dos mil cartulinas satinadas para retratos en tres tamaños. Molduras y marcos alemanes de gran diseño las cuales son de mi agrado y de el de mis clientes; algunas estatuillas en cristal alemán, de gran resistencia y transparencia etc..
Como es verano y el clima es estupendo, me he llevado a mis hijas Josefa de catorce años y Carmen de diez, y por supuesto a mi inseparable sobrino, hijo de Domingo, José Severiano de diez años igual que mi hija Carmen. No tienen escuela por ser verano de manera que tienen la edad apropiada para comportarse y aprender asistiendo a visitar la Aduana antes de que desaparezca o la cierren en unos tres meses. También en unos tres meses tendremos como unidad monetaria en España la peseta.
Prensa histórica: Diario Oficial de Avisos de Madrid; 8 de julio de 1868
— Juan
Madrid, primavera de 1859 (Viaje a Sevilla)
Sigue estando Leopoldo O´Donnell al frente del Gobierno, ha fundado la Unión Liberal, por lo que es de mi agrado, desde el treinta de junio de mil ochocientos cincuenta y ocho en este llamado “Gobierno largo”.
Ha llegado la estación primaveral, tengo dos preciosas hijas, Josefa con cuatro años y cinco meses y Carmen con un año y cuatro meses. Mi esposa está feliz con ellas, y me voy a separar una temporada de ellas tres, espero poder soportarlo.

Voy a hacer un viaje de trabajo a Sevilla, voy a utilizar el calotipo antes de que desaparezca, pues ya vienen empujando otros sistemas. Es un método fotográfico creado por el científico inglés Wiliam Fox Talbot, está basado en un papel sensibilizado con nitrato de plata y ácido gálico que, tras ser expuesto a la luz, es posteriormente revelado con ambas sustancias químicas y fijado con hiposulfito sódico. Este procedimiento es el primero que genera una imagen en negativo que puede ser posteriormente positivada tantas veces como se desee, a diferencia del daguerrotipo que es un positivo directo único. Es mucho más económico por usar como soporte el papel en lugar del metal. Introduce dos características muy importantes para el posterior desarrollo de la fotografía: la imagen múltiple, y su costo muy económico.
Para obtener el negativo, se baña el papel negativo en cera derretida para que se vuelva transparente y así, tras someterlo a un foco de luz o por contacto sobre otro papel idéntico, se obtiene una imagen en positivo. Como trabajo con papeles sin ningún tipo de tratamiento previo, las sales de plata penetran las fibras del papel dándole al calotipo un aspecto difuso característico, que lo hace de menor definición comparado con el daguerrotipo.
Aunque se utiliza al menos desde 1835 y Talbot ya presentó una comunicación en 1839 el procedimiento ha sido patentado en el año 1841 en Inglaterra lo cual limita sensiblemente su internacionalización, a diferencia de otros procedimientos. También conocido con el nombre de «Talbotipo» o «impresión al papel salado» es el proceso fotográfico más utilizado entre los que empleamos papel, aunque ya se están haciendo avances con el descubrimiento de la copia a la albúmina.
Como buen asturiano que soy y acostumbrado a un clima tan suave y húmedo, me ha costado adaptarme al clima seco de Madrid, pero lo he hecho, y si tengo que viajar a lugares con clima cálido-alto como es el caso de Sevilla, Granada etc, prefiero hacerlo en primavera.
Realicé el viaje, y ya de vuelta estoy trabajando en mi estudio de Carretas 37. Estuve entre otros muchos sitios en Los Reales Alcázares de Sevilla, y aquí os dejo una foto de “El patio de las doncellas”, que ya he revelado y en el que como veréis los balcones tienen cristalera. En el siglo XXI, ya no existirán y lo que ahora es un arco/balcón doble acristalado encima de una de las puertas ojivales grandes en el siglo XXI, será un solo arco/balcón sin cristalera, y otros tantos detalles a contemplar.
— Juan
Madrid, 25, 26 y 27 de marzo de 1874 (Perdida de mi sobrino en la batalla de Somorrostro)
Desde que Amadeo I de Saboya, renunció al trono de España tras su corto reinado, la vida política no ha tenido descanso. El once de febrero de mil ochocientos setenta y tres se formó la “Primera República”, con Estanislao Figueras como presidente del poder ejecutivo. El diez de junio de ese mismo año Francisco Pi y Margal tomó la Presidencia, pues Figueras huyó a Francia por sentir amenazada su vida. El diecisiete de julio del mismo año, tras la dimisión de Francisco Pi, lidera el poder ejecutivo Nicolás Salmerón. Tres meses después el siete de septiembre de mil ochocientos setenta y tres Emilio Castelar asume la Presidencia tras la dimisión de Salmerón, y este último dimite el dos de enero de mil ochocientos setenta y cuatro cuando el general Manuel de Pavía entra en las Cortes, mediante un “golpe de Estado”, poniendo fin de esta forma a la “Primera Republica”
Entre el veinticinco y veintisiete de febrero de este mismo año de mil ochocientos setenta y cuatro las tropas carlistas han ganado la III guerra. En la batalla de Somorrostro (Bilbao), estaba luchando como voluntario mi sobrino José Severiano Álvarez de Mon Azuela, segundo hijo varón de mi hermano Domingo, el hermano de Manuel Juan (mi ahijado), en el segundo batallón de Las Navas. Nació como ya os conté en otra de mis crónicas el mismo año que mi hija Carmen en mil ochocientos cincuenta y ocho, y como a mi hijo le quiero. Se ha ido voluntario y muy a pesar de todos y especialmente de mi hermano que sufre lo indecible. En nueve meses hará diecisiete años, si es que aparece…
En realidad, la III guerra carlista se inició la noche del siete al ocho de abril de mil ochocientos setenta y dos cuando el general Castells se levantó en Barcelona.
Carlos VII, el hermano de Fernando VII, se levantó contra el poder establecido por el que su hermano destituyó su sucesión asegurándosela a su hija Isabel II mediante la Ley Pragmática que promulgó en mil ochocientos treinta. Se inició así un conflicto sucesorio e inició una guerra entre los partidarios de ambos pretendientes: La sociedad liberal y la carlista (foralista y tradicionalista respectivamente).
Lo cierto es que nos encontramos en marzo y el informe oficial de Guerra, declara habérsele dado por desaparecido entre los días veinticinco, veintiséis y veintisiete de marzo de mil ochocientos setenta y cuatro por no haber aparecido su cuerpo ni entre los fallecidos ni entre los heridos conscientes. Toda la familia está muy muy afectada, pero sus hermanos su padre y yo y mis padres Miguel y María que están en Talarén realmente no queremos creer que no volveremos a verle, aunque sea su cuerpo por última vez, antes de darle sepultura…era un niño, con la fuerza y valentía de siete hombres y con muchos ideales y la poca edad que cegaron su sentido común.
No dejaremos de buscarle durante muchos, muchos años…
Luchó con los liberales, que es el ejército oficial del gobierno de Madrid, pertrechado y uniformado con sus gorros tipo ros o quepis y su uniforme pardo, se les conoce como gubernamentales, republicanos o simplemente el ejército.
En un Bilbao liberal sitiado por el ejército carlista y enfrentado por los liberales que intentaban romper el cerco por Castro Urdiales, en este escenario se alista Severiano a la corta edad de dieciséis años, para luchar contra los carlistas y es enviado a Somorrostro.
La segunda batalla de San Juan de Somorrostro ha sido uno de los episodios más trágicos de las guerras carlistas que hemos sufrido.
El veinticinco de marzo inicio de la segunda batalla. Toma de las Cortes. Ataque a Montaño por Mantres. Toma y fortificación de las carreteras.
El veintiséis de marzo asalto a Putxeta desde Muskiz a través del rio Cotorrio por el Batallón de Cazadores de las Navas (2º cuerpo. Primo de Rivera) ha sido una masacre, hubo episodios de lucha cuerpo a cuerpo con bayoneta en lo que hoy es la plaza de Putxela y ataque a las trincheras de la mina rubias.
El veintisiete de marzo asalto a Murrieta y a la iglesia de San Pedro de Abanto
Y así finalizó la batalla, con ambos ejércitos sin moverse prácticamente de sus posiciones, tan inútil como sangrienta. Habría que esperar hasta mayo cuando el ejercito carlista se vió obligado a levantar el cerco de Bilbao como resultado de los combates en los montes de Triano y en Galdames (tercera batalla de Somorrostro). Pero eso es otra historia…
La huella de la desaparición de mi sobrino Severiano queda grabada a fuego en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestro comportamiento futuro, y afectará a nuestras vidas, podréis ver más adelante la influencia que tiene en la mía.
— Juan
Madrid, 25 de marzo de 1875 (Mi casa/hotel en La Castellana)
Desde el mes de enero el rey Alfonso XII está en Madrid. La monarquía se ha restaurado y ha consolidado un sistema político dominado por la aristocracia rural. Cánovas del Castillo que lidera el Partido Conservador es apoyado por la aristocracia y Sagasta que encabeza el Liberal es apoyado por nosotros industriales y comerciantes. Se ha conseguido terminar con la tercera guerra carlista y el conflicto de Cuba.

En esta mañana he estado en la notaría del Sr. Juan Zoraya. Con fecha de hoy he elevado a público el contrato privado que tenía con el Excelentísimo Sr. Mariano Monasterio y Arenal, gran amigo mío. He adquirido para mi sociedad de gananciales con Josefa mi esposa tres fincas, las cuales figuran en el Registro de la Propiedad de Madrid como la 3.016, 3017 y 3018. También he presentado el certificado de licencia de obra terminada expedido por Carlos Velasco, arquitecto por la academia de Bellas Artes de San Fernando. En estos terrenos he levantado mi casa-hotel, la que más adelante arrendaré al Conde de Benalúa, es una inversión, se encuentra en el paseo de La Castellana de Madrid, hasta no hace mucho se le llamaba Fuente de la Castellana 34, zona de gran nobleza actualmente. También he adquirido del Canal de Isabel II, unos hectólitros de fontanero y tengo mi propia fuente, y agua corriente para abastecer el hotel.
Mi amigo Mariano Monasterio, ha levantado una capilla en honor a la virgen del Pilar, en este mismo paseo de La Castellana, pues a esta zona se le denomina el Barrio de Monasterio.
— Juan
Madrid, 30 de julio de 1876 (Miliciano Veterano)
En el marco político os cuento que el Rey Alfonso XII se va a casar en enero de 1878 con María de las Mercedes de Orleans, sobrina de Isabel II y nieta del rey Luis Felipe de Francia, por lo que se casará con su prima, y al parecer por amor.

A mediodía estuve comiendo un bistec en el Café Levante (famoso por esta delicia), y después estuvimos en tertulia, lo hice en compañía de mis amigos Mariano Monasterio y Manuel Castellano. Aún tengo muy reciente por no decir ardiendo la huella que la desaparición de mi sobrino Severiano, la que ha dejado en mí. ¡Pobre de mi hermano! ¡No deja de poner edictos por si aparece… tal vez con la memoria perdida, su hijo… su hijo!
Pone anuncios periódicamente por «si alguien lo ha encontrado o visto, y puedan saber a quién dirigirse», esto es lo que siempre está en su boca.
Hay una asociación que recuerda y lucha por y para las familias en las que alguno de sus miembros dio la vida por sus ideales defendiendo su país. Esta asociación ayuda altruistamente a quien pueda necesitarles, tanto moral como físicamente si está en sus posibilidades. Es “La asociación filantrópica de milicianos y militares veteranos”. Dicha asociación se formó en mil ochocientos treinta y cuatro como continuación y en conmemoración de los caídos en la guerra de la independencia. Quiero y necesito ayudar, pues es muy grande la impotencia que se apodera de mi cuando pienso en Severiano y sobre todo cuando veo como sufre mi hermano Domingo por ese hijo que él no quería que se fuera al frente con diecisiete años sin haber vivido aún y que de mil maneras intentó disuadir sin ningún éxito, pero claro, los ideales en la juventud son más poderosos que un tsunami.
He decidido inscribirme y con toda mi generosidad y humildad estar para quien pueda necesitarme, Josefa mi esposa y mi hija Carmen están de acuerdo con mi decisión y les parece saludable y útil. De manera que hoy treinta de julio de mil ochocientos setenta y seis, he pasado a ser el socio número dos mil trescientos setenta y siete. He fotografiado a muchísimos militares que han pasado por mi estudio, soñando con poder volver a hacerlo con un retrato de mi sobrino, estos son algunos.
— Juan
Madrid, años 1877/ 1878/ 1879 (La tisis se ceba con mi familia)
A los pocos meses de haberse casado el rey Alfonso XI ha quedado viudo de su esposa Mª de las Mercedes. Como no ha habido tiempo de tener herederos, ya se está pensando en un nuevo matrimonio para nuestro Rey.
A las cuatro de la madrugada del día treinta de octubre de mil ochocientos setenta y siete, nos dejó para siempre Dominga, la primera hija del primer matrimonio de mi querido hermano Domingo con Isabel. Tan solo hace tres años que Severiano se fue a la guerra de Somorrostro y desapareció en el campo de batalla y ahora, otro hijo perdido. En esta ocasión ha sido la tisis, la tuberculosis.
Seis meses más tarde el diecinueve de abril de mil ochocientos setenta y ocho, fallece también de tisis mi sobrino político, el que fuera esposo de Dominga, Alejandro, hijo político y cochero de mi hermano y natural de Talarén. Ambos dejan tres hijos menores Carlota, Alejandro y Eulogia. Esta última, Eulogia, fallece en enero de mil ochocientos setenta y nueve, casi un bebe, en Guadalajara también de mal del pulmón. Tres años consecutivos arrancaron más dolor en el alma de mi hermano y en el de toda la familia.
Mi hija Carmen también padece esta enfermedad de las vías respiratorias, pero sus brotes son muy livianos de momento. Toma mucha leche de vaca y también hidromiel recomendado por el médico.
Desde mi estudio de la Puerta del Sol 5, continúo trabajando, observando, probando y descubriendo y vuelta a probar todo lo referente a mis negativos y a mejorar el arte de la fotografía, cada día cambia algo y hay que estar ahí para no perder la baza de mejorar y avanzar. Mañana iré a visitar a mi hermano y haré unas fotografías a la casa que está arreglando en la calle del Doctor Fourquet 25, es la casa donde vive Domingo, ahora solo con su esposa Agustina y tres sirvientes, dos de ellos son mozos de cuadras, pues tiene mucho ganado al que tiene que atender ya que regenta una de las mayores industrias de carruajes de lujo de Madrid centro. Mi ahijado Manuel Juan está a punto de casarse y no vive en casa desde hace algún tiempo. Están haciendo muchas rehabilitaciones y construyendo bloques de viviendas para familias, sigue ampliando y expandiendo.
Mi deber es animarle y con esa intención junto a él estaré esta tarde.
— Juan
Madrid, 29 de noviembre de 1879 (Enlace de mi ahijado y sobrino Manuel)
Dentro de los acontecimientos socio-políticos decir que el tres de marzo de este año de mil ochocientos setenta y nueve en España, Antonio Cánovas del Castillo es sustituido como presidente del Consejo de Ministros por Arsenio Martínez- Campos Antón. El nueve de noviembre de este mismo año, se ha inaugurado el hipódromo de la Castellana; y el veintinueve de noviembre de mil ochocientos setenta y nueve y aquí en Madrid, Alfonso XII contrae segundas nupcias con la aristócrata austriaca María Cristina de Habsburgo-Lorena.
…Y entre tanta desventura por la desaparición y muerte de cuatro de mis sobrinos, una gran e histórica alegría. Se ha casado mi ahijado Manuel Juan Andrés Álvarez de Mon y Azuela hijo primogénito de mi hermano Domingo y lo ha hecho con Luisa Güell y Tomás, industriales los dos, dirigen en paralelo a mi hermano Domingo el negocio de Carruajes de Lujo, por cierto que tengo una carta que le mandó Prim (el general Prim) a mi ahijado Manuel para que le fuera a recoger con uno de sus coches con el ganado bien fresco para el trayecto, y os la muestro como curiosidad.
La boda se ha celebrado con mucho amor en la Parroquia de San Sebastián en la calle Atocha de Madrid. Los padrinos han sido mi hermano Domingo y su tercera esposa Agustina Rivacoba. Echando de menos a los que ya solo podremos tener en el recuerdo hemos disfrutado del acontecimiento lo mejor posible
…Y curiosamente hoy también y unos kilómetros más arriba de la Parroquia de San Sebastián donde se ha casado mi ahijado Manuel, se ha celebrado el segundo matrimonio del Rey Alfonso XII con Cristina de Habsburgo-Lorena, en la Basílica de Atocha, curiosamente el mismo día. Yo he estado el tiempo que me ha permitido la salud de mi esposa Josefa y la de mi hija Carmen, que, en esta estación del año tan fría, las azota y empeora sus dolencias, mi esposa sufre mucho con la garganta y un cáncer de colón detectado hace poco tiempo, pero como os digo he intentado estar en las dos Iglesias, siendo personal y profesionalmente muy importantes para mí, ambas. Las fotografías de los Reyes serán demandadas con posterioridad y en futuros siglos.
— Juan
Madrid, 1 de julio de 1881 (Fallece mi esposa Josefa)
En cuanto a los acontecimientos socio-políticos decir que en enero de mil ochocientos ochenta y uno, Sagasta, asume por vez primera en la Restauración la presidencia del Consejo de Ministros. Se han convocado Elecciones Generales para el veintiuno de agosto de este año de mil ochocientos ochenta y uno bajo el reinado de Alfonso XII, en base a lo dispuesto en la Constitución española de mil ochocientos setenta y seis. También para el ocho de octubre está previsto la inauguración de la línea férrea Madrid- Lisboa.
Y con la pena más honda en la que un ser humano puede estar envuelto, me encuentro yo este día que marcará en el calendario una fecha y en mi espíritu un vacío impenetrable, a las veintiuna horas del día uno del mes de julio, en la calle del Prado número veinticinco, dejó de sufrir mi querida esposa Josefa. Hija de Juan Pascual y de Josefa, era valenciana de Chilches. Había cumplido los sesenta y cuatro años de edad, y digo deja de sufrir porque su cáncer y su laringitis eran muy dolorosas. Mi hija, mi hermano Domingo y Manuel mi ahijado que ya espera un bebe para enero, han estado conmigo y con mi hija, me hubiera gustado que mis padres Miguel y María y el resto de mis hermanos también hubieran compartido estos momentos con nosotros, pero mis padres no pueden desatender el campo y ya nada se puede hacer por mí esposa y ellos son muy mayores para viajar. La enterraremos mañana en La Sacramental de San Lorenzo y San José, en c/. de la verdad de Madrid a las nueve de la mañana, en un nicho de altura cuarta en el que pondrá inscrito: En memoria de Josefa de Mon/ 7 de junio de 1881/ Tu esposo e hija.
— Juan
Madrid, 5 de enero y 9 de diciembre de 1882 (Herencia de mi esposa y mi sobrino ya es papá)
Alfonso XII, continúa reinando con tranquilidad en la España más democrática conocida hasta ahora.
La Estación del Norte de Madrid ha sido inaugurada para llevar hasta el mismo centro del Madrid palaciego el ferrocarril que enlazaba con Francia a través de Irún.
Me encuentro centrado en mi trabajo y aprecian mucho mi arte, mis fotografías son notorias, tanto las que realizo con mis decorados dentro de mi estudio en la Puerta del Sol como las que hago en el exterior y en Palacio. Participo en exposiciones y estoy muy integrado en este mundo en el que estamos muy vinculados tanto pintores, como escultores y escritores, unos nos apoyamos en otros para realizar nuestro trabajo de forma innovadora, interesante y con brillantez.
En esta mañana tan fría de enero, en casa de mi sobrino Manuel se han adelantado unas horas el regalo de Los Reyes Magos, pues ha venido al mundo mi sobrino nieto Luis Facundo. A las catorce horas del día de hoy cinco de enero de mil ochocientos ochenta y uno, su madre Luisa y su padre Manuel Juan, aún están en estado de ensimismamiento. Hemos estado visitándolos en su vivienda de la calle de Puñonrostro 1 de Madrid, donde ha nacido. Le bautizaran en la Basílica de San Miguel, que está junto a su casa. Esta es una calle importante en Madrid pues vivió aquí el cronista de los Reyes Católicos, pasando después al conde de Puñonrostro, concedido a Juan Árias Dávila (asturiano). Mi hija Carmen y yo estamos felices de ver formarse está nueva familia.
Ya han pasado unos meses desde que falleciera mi esposa y la echamos mucho de menos, mi hija Carmen solo tiene veinticuatro años y yo cincuenta y cuatro, no sé si sería conveniente que volviera a casarme, pero a mi hija le vendría bien poder hablar de asuntos de mujeres con una igual, eso sí para que esto llegase a suceder tendría que llevarse muy bien con mi hija, la mujer que se casase conmigo. La casa en la que vivimos es estupenda en el Madrid de los Austrias, pero los recuerdos son demasiados, ando últimamente valorando lo que mi hija me pidió que pensara que no es otra cosa que cambiarnos de domicilio.
Ha llegado y acabado el día nueve de diciembre y hemos estado en la casa del notario D. Mariano Tribaldos, para protocolizar la Declaración de Herederos a petición de mi hija Carmen. Se le ha fijado cierta fijación con llegar a formar una familia y quiere saber de qué dote dispone oficialmente. Como es un trámite que no perjudica a nadie y si esclarece la situación civil de cada parte, no le he puesto ningún inconveniente y hoy hemos firmado.
— Juan
Madrid, 24 de noviembre de 1883 (El último adiós a mi medio-hermano Domingo)
Y en el devenir político Práxedes Mateo Sagasta y Escolar sigue trabajando como presidente del Consejo de Ministros, como miembro del Partido Liberal y progresista. En este año se crea la Comisión de Reformas Sociales. La finalidad de esta comisión es estudiar las cuestiones que directamente van a mejorar el bienestar de las clases obreras, como la condición económica, la escasez e insalubridad de su alimentación, la vivienda, la separación de clases y su cultura moral e intelectual. Va a significar el primer intento de institucionalizar en España la llamada cuestión social.
Y como efemérides, destacar que en Madrid se ha realizado el uno de octubre el primer ensayo de comunicación telefónica de España.
…Cortamos la mitad de las raciones y las intercambiamos, saboreamos del mismo recipiente algún líquido que nos hacía inhibirnos… éramos muy jóvenes, tantas cosas compartidas…
Domingo, mi hermano, el hijo primero de mi padre Miguel y de María Ana, mi baluarte, mi conciencia…¡Oh Señor!, mi amado hermano… ya no estará conmigo para seguir haciendo nuestra historia. Siempre fue mi guardián y mi maestro, y cualquier ocasión fue buena para mantenerme a salvo. Aun siendo un hombre, necesitaré tener su sombra a mi lado, para guiar mi camino.
En la casa de la calle del Doctor Fourquet, en el número veinticinco, donde Domingo hasta el día de hoy ha vivido, se encuentra reposando en su lecho eterno hacia la vida sin fin, habiendo concluido el relato que en este mundo interpretó y que tantos sinsabores le adjudicó, nos dice adiós.
A las 20 horas del día veinticuatro de noviembre, apenas distan diez días de la onomástica de su sesenta y cinco cumpleaños, no ha vencido esta batalla. Un enfriamiento mal curado, tantas perdidas y preocupaciones, junto a los pocos medios con los que contamos para combatir estos virus, aun los que podemos pagarnos los remedios para la salud no podemos comprar la vida y en esta última recaída ya no se recuperó. Perdió y perdimos a muchos de los nuestros en este recorrido de triunfos y caídas juntos. Espero que allá donde vaya los encuentre a todos y nos reciba cuando lleguemos los demás.
Lo hemos enterrado como fue su humilde deseo al testar, con modestia, aunque en una digna y bonita tumba de la Sacramental de San Sebastián de Madrid. (En el Siglo XX, derribarán este cementerio y los terrenos serán para edificar la fábrica de cervezas El Águila). Durante cinco años mi ahijado sobrino Manuel Juan, su único hijo varón sobreviviente, hará un recordatorio en los periódicos con la esquela de su padre Domingo. El periódico es La Correspondencia de España.
Lo que sí quiero decir es que hoy no se harán fotografías…permanecerá cerrado el objetivo “por inmenso dolor”
Desde la Ronda de Atocha número seis, que después será el número veintinueve, la casa continuará en pie tal y como está descrita la edificación en las escrituras y la calle del Doctor Fourquet veinticinco por el otro, todo lo que engloban los linderos: Norte calle sombrerería, Sur ronda de Atocha seis, Esta tapia del Hospital y Oeste calle de Valencia, eran sus terrenos. Atravesando el patio y la preciosa fuente decorada y comprada al casi recién inaugurado Canal de Isabel II, salió el sepelio en una sobria carroza engalanada para la ocasión, pero de forma modesta como él quería. No era parte de su flota ni eran sus empleados los que la guiaban, ni eran sus animales los que tiraban de él en su último recorrido terrenal, pero fue majestuoso, y yo sentí el mayor orgullo que un ser humano puede experimentar de haber conocido a un ser tan extraordinario como Domingo, luchador ¡humilde ¡inteligente ¡y lleno de amor y dedicación a sus padres, sus hijos y su familia en general, aunque desafortunadamente muchos se fueron antes que él.
¡Descansa en Paz hermano!.
— Juan
Madrid, 6 de octubre y 19 de noviembre de 1884 (Caballero de la Real Orden de Carlos III)
Ya estamos en el último trimestre del año mil ochocientos ochenta y cuatro, en este mes de octubre que tenemos recién estrenado, Cánovas sigue liderando.
Desde el año de mil ochocientos sesenta y nueve el Parque de El Retiro de Madrid que pertenecía a la Orden de la Iglesia de Santa María de la Real, entonces como terrenos de ciento dieciocho hectáreas, es cedido al Ayuntamiento de Madrid y se convierte en parque público. Será en un futuro patrimonio artístico-natural de la ciudad y es ahora parte de la historia monárquica, emblema de la ciudad de Madrid. Los jardines se irán poblando de estatuas, fuentes y monumentos transformándolo en un museo de esculturas al aire libre.
En el Campo Grande se encuentran los edificios más sobresalientes de los jardines: El Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez. Este último ha sido creado para albergar exposiciones, y se inaugura con la del Fomento de las Artes.
La exposición ha tenido su apertura el día seis de este mes de octubre, y en ella expuse mis fotografías consiguiendo el premio de “Medalla de primera clase de la Exposición fabril y manufacturera” y “Medalla de primera clase de la Exposición de escritores y artistas”.
Para dar a conocer mi premio lo he plasmado en todos los reversos de las fotografías que a partir de esta fecha realice.
También y de mayor peso y honor, es la condecoración que el rey Alfonso XII me a concedido hoy día diecinueve de noviembre de mil ochocientos ochenta y cuatro, habiéndome nombrado Caballero y habiéndome otorgado la Cruz de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, esto ha quedado reflejado en el Archivo Histórico Nacional de la Villa y Corte y mis mentores lo rescatarán para que hoy lo veáis aquí. Dicha condecoración me otorga la distinción de excelentísimo señor, pero esto solo es un dato, pues los actos son los que hacen realmente excelente a la persona. la Orden me permite ser enterrado con mi Real Cruz, lo cual haré, no ocurre lo mismo en el caso del collar etc, que hay que devolver a la Orden al fallecimiento. Tal vez más adelante os pueda contar exactamente lo que hice para merecer tal condecoración, la cual brindo a mi tierra natal Talarén-Navia y a Madrid por luchar aquí por su obtención. Cabe suponer que los retratos que hice en Palacio, tengan el mayor peso para esta condecoración, pero no puedo descartar otras causas por ejemplo militares, ya que soy militar veterano. La investigación sigue abierta, y mis mentores os lo harán saber. También contaros que soy feligrés de la Iglesia de San Gil, esto también lo requiere la Orden y se ha realizado una misa con un protocolo de otorgamiento como Caballero de la Orden y vestimenta de capa azul como lo dictan las normas.
Ha sido una gran satisfacción en cualquier caso y la prosperidad está servida ya que he trabajado para conseguir un prestigio que por fin me han reconocido.
¡Vamos! ¡¡¡¡A celebrarlo!!!!
— Juan
Madrid, 12 de septiembre de 1884 (Me caso de nuevo)
El reinado de Alfonso XII, se desarrolla con normalidad, aunque Sagasta gobernó hasta mil ochocientos ochenta y tres, dando paso al gobierno de Posada Herrera, de su misma formación, que finalmente ha dimitido por la hostilidad de los propios sagastinos. Ahora Cánovas lidera y vuelve a disolver las Cortes a principios de abril de este año.
El día treinta y uno de enero y en el número veintiuno de la calle Prado, el rey Alfonso XII inaugura el Edificio del Ateneo como sede de Madrid. Yo lo veo todo en primera fila ya que vivo en el número veinticinco dos portales más abajo (digo más abajo porque la calle tiene pendiente), mi casa hace esquina con la calle de Santa Catalina, aunque claro está, no estoy casi nunca en ella, entre el trabajo en el gabinete de la Puerta del Sol y los reportajes en pueblos y provincias…este año en especial ha sido intenso.
Hace más de catorce años que conozco a una persona que ha resultado en los dos últimos años muy especial para mí y para mi hoy reducida familia. Mi hija Carmen, está encantada con esta relación que ha prosperado y la que con el beneplácito de Carmen hija, hemos decidido formalizar.
Se llama Carmen Juana Paula Díaz Rodríguez, nacida en Madrid el veintiséis de junio de mil ochocientos cuarenta y nueve y bautizada en la Iglesia de Santa Cruz, su padre Felipe y su madre Ramona, ambos de Camarena. Ante todo, es una persona honrada, decente y responsable, cualidades que he tenido en cuenta, las cuales no puedo obviar pues ha de compartir la vida junto a mi hija como una familia. Vive en la calle Ancha número veinticuatro, esta calle se llamará en el futuro San Bernardo, es el mismo sitio donde vive mi ahijado Manuel, a la cual conoce mi sobrino también ya hace mucho ya que es de su edad y fue con ella a la escuela primaria y Manuel la aprueba.
Hoy día doce de septiembre de mil ochocientos ochenta y cuatro, en la Iglesia de San Sebastián de la calle de Atocha de Madrid, hemos contraído matrimonio. El testigo principal y padrino ha sido Manuel Juan mi sobrino. Creo que este acontecimiento les dará un poco de alegría a mis padres, que en su lejanía soportan la agonía de las malas noticias con un estoicismo digno de encomio, también para mi hija es positivo pues necesita integrarse en una familia completa de nuevo, lo que sí que sé es que me caso de nuevo por amor. El que no me crea es que no me conoce. Soy sincero y leal como compañero del alma y no sería capaz de casarme si no tuviera este sentimiento y viceversa, de hecho, estoy influenciado por este Madrid romántico que compartimos los que habitamos la Villa y Corte.
Aunque algunos penséis que veintiún años es una gran diferencia de edad os diré que con mi primera esposa Josefa a la que jamás olvidaré ocurrió lo mismo, pero yo era el menor, y no hubo ningún problema. En esta ocasión yo me mantengo joven y con esta decisión que he tomado me siento más vivo si cabe, ella ha dado un gran impulso a mi vida me ha hecho sentir la fuerza de la vida y renovado la ilusión. Soy una persona con humor y original como habréis observado en mis fotografías, retratos tumbados, de espalda, como el que tengo de los tres hombres con chistera de espalda: Castellano, Conde Olaya y yo, o la de Manuel Castellano tumbado. Tengo algunas otras con las que estaba haciendo prueba de doble foto de Puerta del Sol, en fin, esto ha sido un inciso, creo que podré manejar la situación, de la que ya tengo ganado un sesenta por ciento, pues mi hija y ella se llevan muy bien. Hay una fotografía de grupo de familia y amigos que hice en Navia en la que podréis ver a las dos Cármenes que ocupan mi vida.
— Juan
Madrid, 7 de febrero de 1885 (Nace Manuel, hijo de mi sobrino)
Madrid, mi Madrid poco cambia. Altibajos entre liberales y conservadores. Este año se dan por terminadas las guerras carlistas. Mi apreciado rey Alfonso XII, fallece en el Palacio del Pardo de tuberculosis el veinticinco de noviembre, la reina Mª Cristina de Habsburgo lleva en su seno un hijo del Rey, nacerá póstumo. Mientras tanto Cánovas presenta dimisión el veintisiete de noviembre de este año para que ocupe Sagasta su puesto tal como habían acordado en el pacto de El Pardo (sistema de turnos pacíficos en ejercicio del poder entre liberales y conservadores), aunque en diciembre volvió Cánovas como presidente del Congreso de los Diputados por extensa mayoría de votos.
A medida que los días iban transcurriendo íbamos reinventando nuevas ilusiones, nuevos caminos, nuevas promesas que podrían perdurar más allá de nuestras vidas, todas las pérdidas sufridas, todas las lágrimas derramadas, todas las angustias silenciadas, no han cambiado, se han transformado, dando paso a la tranquila contemplación de los que respiran por primera vez en nuestro mundo, bueno … o malo, pero nuestro… mundo en el que suavemente acunamos a nuestros descendientes, que con suaves aleteos se posan ante nosotros, nuevas vidas, esperando escuchar nuestra voz para orientarse, ¿estamos preparados? Albricias, tengo… tengo un nuevo sobrino nieto, hijo de mi ahijado Manuel Juan y su esposa Luisa Güell ¡nieto de mi hermano Domingo!, el “milagro de la vida”. Ha nacido y bienvenido sea Manuel Luis Doroteo Ramón, que ha decidido conocernos hoy día siete de febrero. Ha llegado a la una de la madrugada en su casa de San Bernardo número ochenta y cuatro, ya tiene un hermano cuatro años mayor que el que se llama Luis y además el recién nacido será el abuelo de mi mentora. Se le bautizara el catorce de febrero en la Iglesia de San Ildefonso de Madrid, en el barrio de Fuencarral.
Haremos una celebración con muchas representaciones, tantas como los seres queridos perdidos en estos años por tantos motivos. Y ¿cómo recordarlo con el tiempo? LA Fotografía…. No os olvidéis, es mi sector.
— Juan
Madrid, 7 de julio de 1886 y 15 de diciembre de 1887. (Ultimo llamamiento a mi sobrino José Severiano)
El treinta y uno de diciembre del año pasado de mil ochocientos ochenta y cinco la Reina juró como regente ante las Cortes. En el mes de mayo de este año de mil ochocientos ochenta y seis, el día diecisiete, ha nacido como hijo póstumo Alfonso XIII, asegurándose así la continuidad de la monarquía.
El siete de julio de mil ochocientos ochenta y seis en el Diario Oficial de Avisos de Madrid, se ha lanzado el último de muchos avisos oficiales a través de los periódicos de la ciudad, a mi sobrino querido desaparecido en combate en la tercera guerra contra los carlistas en Somorrostro (Bilbao), donde luchó a los diecisiete años pesando sus sueños e ideales más que su propio cuerpo. Este paso se ha dado para no demorar más la testamentaría de su padre Domingo, debido a los fallecimientos tan seguidos en la familia por lo que tiene que quedar resuelto cuanto antes.
Diario Oficial de avisos de Madrid 7/7/1886. Pág. 1, columna 2
Se ha hecho para honrar los deseos de mi hermano Domingo, aunque después de tantos años ya son doce los transcurridos desde la cruenta batalla, decía que ya no mantenemos esperanza alguna de reencuentro. Si el caso fue que perdió la memoria, le deseamos que el resto de sus días sea feliz y si el destino le llevó junto al mundo de los ángeles que descanse en paz pues ya estará junto a su padre. Yo como albacea del testamento de mi hermano he aconsejado a mi sobrino Manuel de esta forma.
El quince de diciembre de mil ochocientos ochenta y siete, se hace en el Juzgado de primera instancia de Madrid la testamentaria de Domingo. Extensa y complicada. Las tierras de Talarén pasan a ser por adjudicación de la hijuela de su última y tercera esposa casada en régimen de gananciales Agustina Sebastiana Rivacoba Areichavaleta, natural de Archienaga (Álava), claro está que el usufructo vitalicio está reservado a sus padres Miguel y María y no se extinguirá hasta su defunción. Las de Madrid son repartidas entre los hijos y nietos que quedan vivos. La herencia de José Severiano queda distribuida entre sus hermanos al no dar señales de vida este.
Es duro remover en la memoria y ante el notario nuestros recuerdos, pero así ha de ser y así se hará.
— Juan
6 de octubre de 1886 (Liquidación de capital con mi hija)
En enero de mil ochocientos ochenta y seis y ante las principales fuerzas, se disuelven las Cámaras y se convocan las elecciones legislativas, a este periodo se le llamará Parlamento largo por su mayor duración. Práxedes Sagasta es el gran consejero de la Reina y es el presidente.
Ya hace algún tiempo mi hija Carmen, recién fallecido mi hermano, mantuvo relaciones con un caballero, al parecer la relación la intentaron formalizar y procedimos a formalizar la carta de dote, pero la operación quedó disuelta por asuntos muy personales entre ellos, y no se celebró ningún matrimonio. Los gastos ocasionados han sido muchos y por supuesto los asumo yo, Carmen mi hija, sin afán de crítica, se ilusiona con facilidad, pero no pisa suelo firme y las relaciones que ella cree que prosperan no lo hacen tanto. Hemos decidido hacer esta liquidación por tranquilidad de ambos, ya que también está mi esposa actual Carmen y opina igual: Dejar los papeles bien arreglados. ¿Por qué será que a las mujeres les gusta tanto el ordenamiento jurídico?
Mi hija deberá demostrar su valor enfrentándose a estas situaciones y recuperándose de las mismas, cuando le llegue el momento adecuado compartirá su vida con el hombre apropiado, o eso espero.
— Juan
Madrid, 13 de julio de 1888 (Fallece mi madre en Talarén)
Y María sin haberlo pretendido reunió a todos sus hijos, a los que estábamos en Madrid como a los que estaban en Asturias. La situación era difícil pues ella se encontraba muy mal y era difícil que saliera adelante, y aunque teníamos dinero, la clase de dinero en que una enfermedad podría resultar más cómoda y llevadera en esta ocasión una pleuroneumonía a la edad de ochenta y dos años cumplidos entre el trabajo que el campo ara en el cuerpo de quien cultiva la tierra, no daba margen a la mejoría, por lo que se la acompañó en sus últimos momentos. Yo no llegué a tiempo.
Desde Madrid, salimos en cuanto nos fue posible camino de mi tierra Talarén, mi hogar… mi refugio, mi perfume… que bien huele y se respira en el campo en que nací, es una sensación mística y religiosa. Allí dejamos a mi madre al ladito de la Iglesia de San Antolín de Villanueva, en el cementerio del pueblo. Descansará en Paz junto a mi hermano y mis sobrinos qué estarán donde van los mejores para recibirla. El día trece de julio a la una y media de la madrugada, en su cama en la planta alta de la casa de Talarén inspiró profunda y eternamente para espirar en la eternidad. Dejó a mi padre su esposo, muy mayor y ya con muchos problemas de salud (parece que Miguel tiene encomendado presenciar la muerte de toda su familia, pobre padre mío, nació hijo póstumo y ha visto irse a su hijo y a sus nietos y bisnietos, y eso “No Es Ley de Vida” y también deja de su matrimonio con mi padre, hijos tanto de él como de ambos, siete sobrevivientes: Teresa, casada con Antonio Catalá; Ramona, Rafaela, Francisca y yo residiendo en Madrid, mis tres últimas hermanas viudas. María y Rita, (de Castañedo -Valdés la primera) y Rita casada con Francisco García Méndez en segundas nupcias, vecina de Talarén y la que se ocupó de mi madre hasta sus últimos momentos (la segunda). Mi cuñado Francisco, fue al registro civil a inscribir la defunción, ya que yo no estaba pues no pude dejar Madrid hasta el día veintitrés, mi hija está enferma y no se encuentra en una buena época de salud, pero conseguimos ir y poder estar con mi padre el mayor tiempo posible dadas nuestras ocupaciones.
Diario oficial de avisos de Madrid, pág. 3, columna 4 de lunes 23 de 7 de 1888
Se le hizo una rigurosa y digna misa de funeral, y estuve con mi padre y mi familia, todo el tiempo que me pude permitir, me hubiera gustado que mi padre estuviera conmigo ahora que mi madre no está, pero mi hermana Rita vive ahora con él, y hasta que su creador se lo lleve está en su casa, en su entorno, el único sitio que ha conocido desde que nació.
Me vuelvo a Madrid. Ya estamos en septiembre, y estoy aquí desde julio, y aunque he disfrutado de mi familia a la que no veía desde hace algún tiempo, tengo mi negocio algo desatendido y he de regresar, con mucho pesar me despido sin saber si volveré a ver a mi padre al menos como lo dejo.
Antes de marcharme fui a visitar la fuente de la Queixola, a la que tantas veces mi padre y yo camino al campo a trabajar fuimos a tomar un refrigerio. ¡Qué agua tan buena, fresca, limpia y llena de minerales vitales ¡qué placer! y ¡qué recuerdos! En sus aguas vi la imagen de mi padre la mía y las de mis hermanos reflejada, – y ahí- justo en ese momento, creé en mi mente el primer bosquejo, el esqueleto de la fotografía. De vuelta a la casa, esas flores que tanto le gustaban a mi madre, las agrupé entre los dedos de mi mano y con mi corbata, até sus tallos y las deposité en la tumba de los restos mortales de María Álvarez Acebedo y Pérez, mi querida madre.
— Juan
Madrid, 7 de septiembre de 1888 (Fallece mi padre)
Al amanecer en Talarén, salimos mi esposa mi hija, mis hermanas Teresa y Ramona y yo de vuelta a nuestra residencia en Madrid, también venía mi cuñado Antonio Catalá, en casa Miguel, se quedó mi hermana Rafaela y Rita que vive allí, mi hermana María ya se había marchado un mes antes a Castañeda por su trabajo en el colegio. En otro carruaje iba mi sobrino Manuel que, aunque no pudo estar en el entierro de mi madre, su abuela por estar casada con mi padre su abuelo, al igual que yo, no pudo venir antes, tiene dos pequeños de dos y siete años, él también es industrial y se dedica al mismo negocio de “carruajes de lujo” en Madrid que mi hermano Domingo su padre, pero ha venido lo antes posible y nos volvemos juntos de regreso a la Villa y Corte.
En el Diario Oficial de avisos de Madrid de siete de septiembre de mil ochocientos ochenta y ocho en la página dos y en la columna seis aparece mi regreso a Madrid, pues ya soy un refutado fotógrafo de la Villa y Corte y con una gran fortuna. Lo que los periódicos no dicen es lo vacío que mi corazón ha vuelto por haber perdido a parte de mi con la muerte de mi madre, y lo que nunca sabrán los medios de comunicación es el dolor tan espantoso que sentí al llegar a mi casa de Madrid y recibir un envío urgente de Talarén comunicándome que mi padre a las siete de la madrugada de este mismo día siete de septiembre, apenas han pasado cincuenta y seis días de la muerte de mi madre, pues mi padre Miguel Álvarez de Mon García de la Coba, había fallecido en su casa de Talarén a la edad de noventa años. Dejó este mundo para reunirse con sus amadas esposas, hijos y demás familia querida, y yo no he podido estar allí junto a él en ese último instante. Mi cuñado Francisco García Méndez, esposo de mi hermana Rita, que vivían prácticamente con ellos para cuidarlos, ha registrado la defunción en el Registro Civil de Navia. Motivos: vejez y problemas en el aparato urinario… y tristeza…aunque eso no se dirá nunca, pero mi madre María era su compañera del alma. Le han hecho la misa de difuntos y han sido enterrados sus restos mortales junto a los de mi madre en el cementerio del pueblo junto a la Iglesia de San Antolín de Villanueva, que guarda dentro de sus muros tanto las alegrías como las tristezas de todos sus vecinos.
En el Diario Oficial de avisos de Madrid de 7 de 9 de 1888, en la página dos y en la columna seis
Aquí, he recibido las condolencias de todos mis amigos e ilustres personas con las que mantengo relación. He celebrado una misa en memoria de Miguel y de María a la que han acudido todos los familiares que no pudieron estar en Talarén y todos mis allegados. Necesito tiempo para reflexionar, han sido muchos los acontecimientos acaecidos en estos últimos trece años, a veces me parece estar viviendo en una balanza en la que si sube mi éxito profesional, baja por su peso abrumador la esperanza de vida de los míos. ¡Qué lejos está de mis manos intentar ese equilibrio!
— Juan
Madrid, 24 de enero de 1889 (Vicepresidente segundo del Centro Asturiano de Madrid)
Y en nombre de mi Augusto Hijo el Rey D. Alfonso XIII, y como Reina Regente del Reino, María Cristina de Habsburgo, Ministro de Gracia y Justicia, José Canalejas y Méndez.
Este es el sello y firma del momento, pues el rey Alfonso XIII, tan solo cuenta con tres años de edad y como reina regente está Cristina su madre. Continúa Sagasta en la Presidencia.
Tras haber dejado a mi espalda y haber resistido tan importante pérdida y haberme quedado huérfano tras días de espacio, me encuentro algo cansado y enfermo, los catarros y la febrícula me tienen agotado física, pero no mental ni espiritualmente pues estoy en varios proyectos y no dejo de trabajar ni durmiendo. En la calle Farmacia de aquí de la Villa, se ha levantado el Centro Asturiano, del cual formo parte dando mi tiempo y trabajo de forma altruista, ayudando a todos mis paisanos emigrantes de Asturias, tal y como me gustaría recibir el trato a mí de ellos. Son mis amigos y estoy en la Junta Directiva trabajando para su bienestar, para mi gente, mi pueblo, mi religión y mi etnia, mis hermanos asturianos.
He detenido en el tiempo la imagen de mis amigos y colaboradores, de muchas que seguro fueron, y con el tiempo llegaran a salir a la luz, os muestro una bastante atractiva.
Redactores de Los Descamisados-1) Ortiz y Casado; 2) Roberto Puigdeval y 3) Mariano Chacel. Alrededor de una mesa en la que hay un ejemplar de El Pendón y otro de Los Descamisados, Ortiz y Casado y Mariano Chacel sentados, mientras Puigdeval, de pie, apoya su brazo derecho en el hombro del primero.
(Periódico el Imparcial 24/1/1889, página 6 columna 4 Hemeroteca de la BNE (biblioteca nacional de España)
— Juan
Madrid, 23 de octubre de 1889 (Me encuentro enfermo)
El tiempo… como el polvo sobre los muebles, va asentando los sentimientos extremos y desdibujando las imágenes dolorosas, así como tapa el color de la oscura madera, pero nunca desaparecerá el recuerdo, ¡¡¡ jamás se lo permitiría pues dentro de mi dolor, está la imagen del resplandor de las almas de mis padres y ese es mi mayor tesoro!!!
Me he pasado un tiempo deambulando entre mi gabinete y el Café Levante que está en los bajos de mi casa, es un lugar tranquilo donde encuentro con quien hablar si lo necesito pues hay grandes tertulianos, distraerme con alguna partida de ajedrez si los pensamientos son demasiado espesos, o tal vez simplemente escuchar al noticiero que pregona sus buenas o malas nuevas como si fueran las únicas ciertas y creíbles. Tengo allí grandes amigos, los cuales saben de mi dolor y mi duelo.
A la farmacia de Borrell, he pasado últimamente en muchas ocasiones, me dan de la botica unas yerbas que me relajan y me inducen al sueño, aunque no dura mucho su efecto. Durante la vigilia he capitulado acerca de mi vida y he hecho balance. Gracias a mi carácter optimista e inquieto, ya estoy volviendo a mis quehaceres y como filántropo que soy, a atender a todos aquellas organizaciones con las que estoy comprometido. Creo que me gustaría ayudar desde la política, tal vez me presente a algún cargo por mi junta.
Por supuesto y no lo he dicho antes porque va intrínseco en mi familia el apoyo de mi esposa e hija ha sido el pilar de mi recuperación de este tambaleo que me ha provocado la vida … ¡Mis Carmenes!!, antes de subir a casa, les he comprado unos caramelos y dulces de La Pajarita, que está junto a la farmacia, de esta tienda se llevan los dulces para suavizar la garganta a los oradores del Congreso de los Diputados. Son dulces realmente exquisitos. Los periodistas que están como es lógico a su trabajo, en cuanto que me han visto se han interesado por mi salud y han publicado la noticia, es el precio que se paga por ser ilustrísimo como ellos me ponen (que no es prepotencia)
Periódico oficial de Avisos de Madrid de fecha 23 de octubre de 1889, página 3, columna 4.
— Juan
Madrid, 7 y 8 de noviembre de 1889 (Viaje a Asturias y candidato a Concejal)
Este año de mil ochocientos ochenta y nueve la reina Mª Cristina acepta la presidencia de honor de la organización de la Cruz Roja, colaboración de la Casa Real con esta causa, esto sentará precedente para los sucesivos descendientes. Dicha relación incluye participar en los actos de este día personalmente una vez al año garantizando así una de las vías fundamentales de financiación. Todo empezó en este año.
Llegado el momento, he decidido que mi familia y yo pasaremos en mi tierra asturiana la Navidad, tengo gestiones que resolver allí y familia a la que visitar, Rita mi hermana necesita comprar una vaca de leche y algunas herramientas de apero y voy a prestarles a ella y a mi cuñado Francisco el dinero que necesitan, Aún no sé el tiempo que estaré. Pero esta tarde después de volver de una tertulia con mis amigos, el Excelentísimo Sr. Mariano Monasterio, el pintor Manuel Castellano (al cual le he llevado unos negativos para unos dibujos que quiere realizar), unos periodistas de la zona han querido saber del viaje que estoy preparando para Asturias, y ya veis, de nuevo en los periódicos de la época. La falta de privacidad es un precio a pagar por destacar en la sociedad.
Periódico diario oficial de avisos de Madrid de fecha 7 /11/1889 página 2 columna 4.
Un periodista de otro periódico con el que hablé ayer, me comentó que también saldría publicada la lista de la candidatura a la que me he presentado para concejal por el distrito de Congreso.
Periódico La unión católica página 3 columna 4. De fecha 8/11//1889.
— Juan
Madrid, 1890 (Cambio de domicilio y reportaje del asilo de El Pardo)
El dieciocho de enero de este año de mil ochocientos noventa, el aristócrata español, rey de España entre mil ochocientos setenta y mil ochocientos setenta y tres, Amadeo I de Saboya fallece en Italia. En el Congreso de los Diputados está actualmente Manuel Alonso Martínez. El cinco de julio es sustituido el Liberal Sagasta por Antonio Cánovas del Castillo del Partido Liberal Conservador.
Estamos en tiempo de censo en el centro de la Villa, y hemos entregado los padrones municipales quinquenales que nos solicita el ayuntamiento para registrar a todos los vecinos de Madrid. Aquí estamos mi esposa, mi hija y yo, y como residentes internos en nuestra casa están dos sirvientes. Decidimos entre los tres dejar el piso de la calle Prado veinticinco por la gran cantidad de recuerdos que de mi primera esposa Josefa conserva. También de forma práctica hemos decidido quedarnos en el mismo lugar donde tengo el gabinete fotográfico pues es ademas un centro neurálgico de esta cada vez mayor gran Urbe.
He estado en el Centro Asturiano de Madrid de donde soy vicepresidente y después me he pasado por la sociedad filantrópica de milicianos y militares veteranos a la que pertenezco para ayudar en un papeleo en el que se me requería.
Esta mañana estuve haciendo unas fotos a los Asilos de la Villa, tanto el de mujeres el de hombres, como el de niños. En el Siglo XXI y en el año 2007, saldrá publicado en el Boletín Oficial del Estado, una subasta en la que mis fotos serán las más valoradas tanto por su conservación como por su técnica y enfoque artístico. Podéis observarlo por vosotros mismos.
BOE del miércoles 9 de mayo de 2007(lote 9495)
— Juan
Madrid-Talarén-Madrid, 27/2; 17/4 y 25/6 de 1890 (Viaje a Asturias y caigo enfermo)
Resistí el impulso de extender los brazos a ambos lados de la cabeza y llenar los pulmones con el aire puro de Asturias, cuando llegamos a Talarén. He utilizado el transporte habitual con mi coche de caballos, ya tenemos arreglados bastantes caminos que podemos considerar carreteras. Hasta la fecha es la tracción animal el único medio de transporte del que disponemos, aunque está a punto de ser inaugurados los raíles que llevaran a la locomotora hasta Villabona, localidad llanerense, donde tendrá apeadero, está previsto para el seis de julio de este año, en cuatro meses, acortará y mucho el tiempo en el desplazamiento. Llego sobre las seis de la tarde y estoy contemplando la mansa y apacible puesta de sol que tiene lugar por Coaña y Armental.
Hoy es veintisiete de febrero, y en los periódicos de Madrid como viene siendo habitual, me han incluido como parte del noticiario, informando de mi partida.
Hace casi cuatro meses que por las fiestas Navideñas estuvimos mi familia y yo aquí con mis hermanas, esta vez he venido solo, sin mis mujeres, pues voy a trabajar y a dejar solucionado algunos trámites burocráticos ineludibles. Creo que en breve seré el propietario de las posesiones de Talarén que ahora pertenecen a mi cuñada Agustina Rivacoba, por los gananciales con mi hermano Domingo.
Diario oficial de avisos de Madrid 27/2/1890, página 2 columna 6
Afortunadamente estoy restablecido de mi achaque de salud, ha ayudado bastante el buen tiempo con el cambio de estación. Estoy junto con mi familia disfrutando de un momento de mi vida glorioso. Afortunadamente el sector de la industria al que me he dedicado, está en pleno desarrollo y como he trabajado sin pausa y sigo haciéndolo, estoy obteniendo los laureles, y ayudando a que otros al igual que yo, lo consigan.
El santoral anuncia que hoy es el día de San Juan apóstol, o sea, mi santo, por lo que como compartir es estar vivo y yo lo estoy, hoy nos reuniremos mis amigos y yo a comer en un banquete por este motivo en principio, aunque entre líneas podemos leer que celebramos los éxitos logrados.
Diario oficial de avisos de Madrid 25/6/1890, página 3 columna 2
— Juan
Madrid-Talarén 22/7 y 6/9 de 1890 (Viaje a Talaren)
Os aseguro que no creí que mi vida pudiese ser más completa. Pero eso fue antes de llegar a casa, a Talarén, ¡Esta tierra asturiana, país de indómitos Naviegos!, encontrándome entre mis viejos amigos y hallándome junto a mis recién adquiridos también amigos. Cuando los tuve a todos juntos sentí que mis plegarias habían sido escuchadas, con una sola mirada a mi gente, me sentí feliz, porque ellos también lo estaban, mi tierra me atraía como el canto de una sirena de cuyo hechizo no quiero ser rescatado.
Diario oficial de avisos de Madrid 22/7/1890, página 2, columna 4
Diario oficial de avisos de Madrid 6/9/1890, página 3, columna 4 (2 columnas)
— Juan
Madrid 7 de abril de 1891 (Cancelo mi candidatura de concejal)
Como presidente del Consejo de Ministros de España, sigue estando Antonio Cánovas del Castillo, por el Partido Liberal Conservador.
Desde hace dos años, en mil ochocientos ochenta y nueve, que me presenté como concejal por el distrito de Congreso, he estado trabajando para mis vecinos, pero ahora cada vez las ocupaciones son mayores, también se han incrementado los viajes a mi tierra asturiana, desde que fallecieron mis padres y no sería justo dar la mitad de lo que se espera y desearía honestamente ofrecer a mis vecinos y amigos de la Villa de Madrid, por lo que aunque varios compañeros de profesión, familiares también industriales como mi ahijado Manuel, tienen propuesto votarme como candidato independiente para las próximas elecciones como concejal, yo expresamente les he rogado se abstengan de hacerlo pues no podré aceptar dicho cargo por motivos de sobra justificados, aun así he agradecido la confianza que han depositado en mi persona.
La correspondencia de España 7/4/1891, página 2, columna 4
— Juan
Madrid 6/7; 11/7 y 16/7 de 1891 (Compro las tierras y las casas de Talaren a mi cuñada)
Ya queda poco para poder estar sentados bajo la sombra fresca de las ramas de la higuera y el manzano que tenemos al lado del hórreo y las cuadras en casa Miguel, ahora mi casa, me siento bien ante la idea de poder disfrutar como mi propiedad de las tierras de Asturias, y de los recuerdos familiares de la casa de mi infancia que mi hermano Domingo rescató para mis madres en un usufructo vitalicio. Mi cuñada viene solo cuando yo la traigo y se la vengo alquilando hace un tiempo para que pueda tener algún ingreso extra, al mismo tiempo que la he rehabilitado en lo posible de ahí estos últimos viajes tan seguidos. Finalmente, mi cuñada a decidido venderme las tierras, pues aunque las deudas a mi familia se las apunto en un bloque de hielo, ha comprendido que este paso es el más razonable, por lo que ella que siempre ha sido como ya os he contado en otras ocasiones, muy predispuesta a elevar a público las situaciones relevantes, ha decido formalizar este acto ante el notario Francisco Moya y Moya, el día once de julio de este año de 1891, con protocolo ciento cuarenta y uno.
Los periódicos hacen eco de que me voy para Asturias, hace unos días me preguntaron y ya les dije que hasta el día dieciocho no podría irme, y era por la firma de la escritura, y no solo por esta escritura, también dentro de cinco días el dieciséis de julio, firmaré ante el notario Francisco Moya y Moya con protocolo ciento cuarenta y seis, para formalizar en documento público la compra venta de unas parcelas cerca de donde tengo mi Hotel en el Paseo de la Castellana a mi amigo el Excmo. Sr. Mariano Monasterio y Arenal, que ya me ha vendido otras con anterioridad, donde pude edificar el Hotel.
Diario oficial de avisos de Madrid 6/7/1891
— Juan
Madrid 1 de febrero y 6/5 de 1892 (sigo en la junta directiva del Centro Asturiano y soy síndico del gremio)
El once de diciembre de este año de mil ochocientos noventa y dos, de nuevo Sagasta es presidente del Consejo de Ministros de España.
Me dirijo al Centro Asturiano de Madrid, allí tengo buenos amigos y mucho trabajo también, sigo estando en la junta directiva, me gusta ayudar como ya sabéis y es estupendo estar con personas con las que compartes y con las que luchas por un fin común…
Revista del Centro Asturiano de Madrid número 86. 1/2/1892
Ya estamos en primavera y los periódicos cuentan que estoy donde mis compañeros de gremio han considerado oportuno que me encuentre, me han elegido para representarles, por lo que soy síndico en el gremio de la fotografía de Madrid.
Diario oficial de avisos de Madrid 6/5/1892, página 2, columna 3
Hoy he estado haciendo algunas pruebas de fotografía estereoscópica. He adquirido una cámara de madera con dos objetivos para captar la doble imagen. Hace treinta y nueve años que sacaron a la venta la primera cámara de estas características, se plasmó en daguerrotipos, cristales y cartón, este último es el que yo he utilizado, solo han sido pruebas en sitios cercanos…
— Juan
Madrid 19/10 de 1893 (Compro una tierra y dos casas mas en la Castellana)
Mateo Práxedes Sagasta está al frente de la Presidencia del Consejo de Ministros de España por el Partido Liberal
Adquiero dos casas en los lindes de mi Hotel, en la calle Salas número 3 y otra en el número y 5. Firmo las escrituras con Mariano Monasterio el diecinueve de octubre de mil ochocientos noventa y tres, ante el notario Francisco Moya y Moya con protocolo trescientos tres
Tenemos cerquita de estas casas recién adquiridas el Hipódromo de la Castellana. Ocupa el espacio de los Nuevos Ministerios del Siglo XXI. Lo construyó hace quince años el ingeniero Francisco Boguerín, y se inauguró como celebración de los esponsales de Alfonso XII y María de las Mercedes de Orleans, en el mes de enero. Es lugar de encuentro de la alta burguesía y la aristocracia de este tiempo, y a mis Cármenes les gusta, he de reconocer que a mí también me gustan los caballos y la emoción de este deporte.
— Juan
Madrid, 2 de diciembre de 1893 (Sucesos de Melilla)
Las tensas relaciones entre españoles e indígenas al comenzar la construcción de una fortificación cerca de la tumba de una persona santa para las tribus que habitaban la zona que rodea Melilla, es lo que ha desatado esta guerra, y esta lucha no tiene nada que ver con el sultanato de Marruecos como sucedió hace muchos años en la Guerra de África, cuando estuve relativamente cerca haciendo fotos en Sevilla en mil ochocientos cincuenta y nueve. La guerra ha comenzado el tres de octubre, cuando de las montañas han descendido unos seis mil guerreros de treinta y nueve tribus o cabilas, armados con rifles, y han atacado a unos cuatrocientos soldados que protegían la periferia de la ciudad. Se han producido muchas bajas entre la defensa de nuestros soldados y los ciudadanos se han refugiado tras las murallas, y aunque los civiles han prestado ayuda en la defensa junto a los militares, la gran desproporción numérica entre atacantes y defensores era tal que finalmente estos últimos se han visto obligados a retirarse.
Mientras tanto y desde el centro de la Villa y Corte, y desde La Unión Mercantil a la que pertenezco, no hemos podido por menos que organizar una suscripción patriótica con motivo de estos nefastos sucesos que están acaeciendo en Melilla, con la ayuda de unos pocos, ayudaremos a muchos, el gremio de fotógrafos está siempre cuando se le necesita.
Periódico La Iberia, de 2/12/1893, pág. 2 columna 4 (círculo de la unión mercantil)
— Juan
Madrid, 1895 (Padrón)
Desde el veintitrés de marzo de este año de mil ochocientos noventa y cinco, de nuevo preside el Consejo de Ministros Antonio Cánovas del Castillo, el marco de actuación queda establecido en la Constitución y para conseguir la estabilidad política, es necesaria la alternancia pacífica en el poder. Esto se ha logrado a través del turno de Partidos, un sistema bipartidista, donde los fraudes electorales periódicos, apoyados en el caciquismo hacen posible la alternancia en el poder, como medio de disipar tensiones. El poder ejecutivo lo tiene la Corona a través de sus ministros. El Rey, ahora en principio su madre María Cristina de Habsburgo –Lorena, elige libremente al jefe de gobierno y así no responde ante las cortes; el poder judicial es independiente.
Hace un mes el veinticuatro de febrero han empezado los conflictos en Cuba, creemos que es una guerra, hay que esperar a ver como se desenvuelven los acontecimientos.
Hoy el Ayuntamiento de la Villa, ha recogido el padrón a cada uno de sus habitantes, para hacer su censo, pues aquí está el mío, sigo residiendo y llevando a cabo mi profesión en este que fue, es y será el más emblemático lugar de Madrid, la Puerta del Sol.
— Juan
Madrid 9 de abril de 1898 (Fallece mi hermana Rita en Talarén)
Desde el atentado mortal de Antonio Cánovas del Castillo el pasado agosto en Guipúzcoa, ha estado de forma interina y por el Partido Liberal Conservador Marcelo Azcárraga. De nuevo Práxedes Mateo Sagasta ejerce la Presidencia desde el 4 de octubre de 1897.
Y sobre algo más alegre os contaré que Benito María de los Dolores Pérez Galdós, escribe en un género de novela de intuición serena, profunda y total de la realidad, asume el espectáculo del pueblo llano en su narrativa. Desde el año pasado, se le ha nombrado académico de la Real Academia Española, que es una institución cultural con sede en la Villa y Corte de Madrid, capital de España junto con academias de otros países donde se habla español. Es quince años más joven que yo, tiene un gran talento y por mis manos pasan todos sus magníficos trabajos.
En febrero de este año, como ya os comenté en otra crónica mía, mi hermana Rita que se ocupó de cuidar de mis padres hasta el final, sí, ella y mi cuñado Francisco por sus segundas nupcias, hizo testamento porque sabía que estaba enferma, y me nombró en su testamento mediador y albacea para sus hijos mis sobrinos, pues, tristemente se ha marchado para siempre. Se la enterrará en el cementerio de la iglesia de San Antolín de Villanueva en Talarén. Mi familia y yo dedicamos una plegaria por su alma, no hemos podido estar en el entierro, me ha sido imposible asistir, vengo padeciendo últimamente de poco tiempo para todo, y es que a veces todo es mucho y poco es cada vez menos en el tiempo que dedico a muchas, muchas cosas, estoy un poco agotado y deseando que lleguen las fiestas de Talarén para ir a casa a descansar y a vivir, en el más amplio sentido de la palabra.
— Juan
Madrid 23 de junio de 1898 (Llegó mi final)
Os abandono sin desearlo, querida familia, amigos y hasta a aquellos con quienes rivalicé… pero solo en cuerpo, mi alma a vosotros la he entregado irremediablemente hoy. Y ocurrió algo así:
Un poco mareado, apenas sin aliento, ”Juan imaginó que la respiración agitada que se oía, debía de ser la suya”. Los suelos de tierra no emitían sonido alguno, y cuando parecía que estaba recobrando el aliento, el suelo se movió bajo su cuerpo.
El suave y tibio viento del atardecer traía consigo el eco de las voces amortiguadas a su cerebro cansado, que soplaba botando sobre su cabeza.
Aunque las fuerzas del cuerpo le estaban abandonando, Juan consiguió entrar en el portal número cinco de la Puerta del Sol de Madrid, donde vivía y tenía su gabinete fotográfico, coger uno de los dos ascensores que le subirían a la cuarta planta, sentarse unos instantes eternos en el asiento de la cabina, salir y llamar a su puerta principal la más cercana, antes de derrumbarse y caer inconsciente allí mismo.
Eleuteria, una de las sirvientes de Juan desde hacía más de ocho años, la cual vino desde Ucero (Soria), a prestar sus servicios junto a su hermana Benita a la casa del fotógrafo, extrañada, abrió por la puerta de servicio con gran sigilo, y al verlo cruzó a grandes zancadas — (aunque no tan grandes como el aprecio que los hermanos le profesaban) — la distancia que le separaba del cuerpo inerte de Juan que descansaba sobre el suelo de la planta del edificio. Tiró de él hacia el interior de la casa con la ayuda de su hermana Benita hasta acomodarle en la cama de la habitación del matrimonio, para momentos después y tras intentar reanimarlo sin ningún éxito, avisar urgentemente al médico y a su esposa e hija que aún no habían regresado de una visita que esa tarde-noche habían decidido hacer a un familiar de Carmen, la segunda esposa de Juan.
Muchas fueron las causas que se barajaron entre los familiares, para intentar justificar ese mal que le aquejaba y con el que solo convivió unas horas, pero lo cierto es que Juan llevaba un tiempo en el que trabajaba hasta bien entrada la madrugada en su laboratorio, saltándose las cenas y descansos exigidos, con la única compañía de sus dos cafeteras y las sustancias y componentes químicos de sus revelados, también con la mente llena de inquietudes y nuevas ilusiones, pues lo cierto es que le fascinaba la velocidad y premura con la que se llevaban a cabo las nuevas técnicas de composición y mezclas que la fotografía cada vez más puntera exigía y demostraba.

El veintidós de junio de 1898 su cuerpo físico, el del hombre, el del esposo y padre, el del amigo y compañero, el del trabajador incansable y jefe, el del hermano y tío… se hundió, y tras una larga noche de incertidumbre, a las diez horas de la mañana del veintitrés de junio de 1898 y debido a un derrame cerebral, Juan no pudo recuperarse y “imaginó que la respiración que ya no oía, esa… debía de ser la suya”.
Al suceder el óbito tan súbitamente ni se pudo despedir ni testó.
Juan era miembro de la Asociación Filantrópica de Milicianos y Militares Veteranos desde el treinta de julio de 1876 con número de socio 2377. Feligrés de San Gil, con tratamiento de excelentísimo señor por su vinculación a la condecoración que el rey Alfonso XII le otorgó en febrero de 1884 como caballero con la Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos III. Con esta Cruz en su pecho se le dio sepultura, en la Sacramental de Sta. María de Madrid.
— Juan
Madrid 18 de octubre de 1898 y 3 de febrero y 8 de marzo de 1899
Después de que el quince de febrero el acorazado Maine zozobrara en la bahía de La Habana a causa de una explosión, los acontecimientos de contienda se fueron sucediendo encadenadamente, en abril los Estados Unidos tras el hundimiento del acorazado en Cuba, nos declaró la guerra, a pesar de que ellos mismos fueron los causantes, España cayó en esa trampa. A principios de junio, Filipinas proclama la independencia de su país de España. En julio perdemos Cuba, tras muchas bajas. A finales del año, España y Estados Unidos firman el Tratado de París, que pone fin a la Guerra de Cuba. El Imperio Español finaliza, tiene lugar la rendición de Santiago de Cuba y cedemos, además, el archipiélago de las Filipinas, Puerto Rico, y la isla de Guam en las Marianas. Los EEUU pagan veinte millones de dólares por todo ello, comprometiéndose estos últimos a conceder la independencia a Cuba.
Yo ya no estoy para ver todo esto, pero tengo que deciros que me hizo sufrir…
Quisiera recordaros algo más alegre, mucho más alegre, aunque os parezca incongruente pues os hablo de un fallecimiento, pero su legado, literatura infantil o no tan infantil, entre otros “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, quien se fue era mi homólogo, pero en Britania, era fotógrafo, escritor y … Lewis Carroll, su verdadero nombre Charles L. D.
…Y me olvidaba, este año de mil ochocientos noventa y ocho, ha habido eclipse total de luna…
Mi viuda y mi hija, siguen de luto por mí, el dolor es grande solo hace cuatro meses que las dejé, pero ya están recibiendo ofertas para la compra de las posesiones de Talarén, mi hogar, y las están valorando, Carmen mi joven viuda es muy justa, y sabe que no volverán a Asturias, la distancia es grande y mi hija Carmen está enferma de tisis, y por si fuera poco, ahora se tienen que ocupar del negocio de la fotografía que han heredado.
El dieciocho de octubre de este año de mil ochocientos noventa y ocho y ante el notario D. Bruno Ruiz López han hecho la Declaración de herederos. Protocolo 4661. Escritura de declaración de herederos de fecha 18 de octubre de 1898 (hojas 1-3, 10, 32-36, 38-42 de 174 hojas total. Notario Bruno Pascual Ruilópez, Protocolo 466), de las páginas 33 a la 42, vemos el legado de la fotografía, dos títulos de suponer universitarios, y demás enseres del área de su vida.
Entre las ofertas recibidas para la venta, se encuentra un caballero de las fuerzas armadas, casado y con hijos que, tras conversaciones por carta, han decidido que es el mejor candidato, respetable y fidedigno, por lo que hacen un acta de compra, aunque sin firma autorizante del comprador Rodrigo García Álvarez, ante el mismo Notario el Sr. Ruilópez, protocolo 47 de tres de febrero de mil ochocientos noventa y nueve.
Escritura de compraventa, sin autorizante de 3 de febrero de 1899. Notario de Madrid Bruno Pascual Ruilópez. Protocolo 47.
Un mes después se formaliza mediante otro protocolo el 53, de fecha ocho de marzo del mismo año, pero ante el notario D. Rafael Fernández C., de Navia.
Escritura de compraventa de 8 de marzo de 1899 Navia. Notario Rafael Fernández Ca…da. Protocolo 53. Firma de Rodrigo García Álvarez y de Carmen (V da.) y Carmen (hija de Juan).
Espero que traten estas tierras prometidas con tanto cariño como las hemos tratado todos nuestros ancestros y yo mismo, han sido nuestros pulmones, nuestro sueño y descanso, nuestro pasado y futuro, y en ese estado de pulcritud y bienestar, desearía con mis respetos a todos sus moradores, se llegaran a mantener eternamente.
— Juan
Año de 1900 (Padrón sin mi)
Mª Cristina de Habsburgo, continúa como reina regente de la Corona Española al enviudar de Alfonso XII. La pérdida de las colonias españolas ha sido una conmoción nacional, escritores como Unamuno o Baroja lo han criticado en sus obras. Francisco Silvela de la Unión Conservadora desde el 4 de marzo de 1899 asume la presidencia y comentó -“España sin pulso”-, el “Desastre del 98” La derrota de 1898, ha evidenciado las limitaciones del país ante la Restauración.
Mis «Cármenes» se han hecho cargo de la empresa de fotografía, continúan residiendo en Puerta del Sol 5. Hoy han entregado el padrón municipal que se recoge para las estadísticas poblacionales, Madrid crece y crece, desde la puerta de mi casa se ha hecho una fotografía, el paisaje es entrañable, nada que ver a como yo lo conocí.
Es duro para ellas llevar el negocio, mi hija por su enfermedad, y mi viuda por la dependencia que tenía conmigo, algo escuché la otra noche…aún es pronto… han pasado dos años, desde que me fui, pero mi hija que aprecia a su madrastra la aconsejaba volver a casarse y, la verdad es que no la faltan pretendientes, si llevaran a cabo esa idea, mi hija se cambiaría de domicilio, ella también piensa en contraer matrimonio a pesar de su estado de salud… ya veremos cómo se desarrollan los acontecimientos, pues, la sociedad española está cambiando. Desde la pérdida de nuestro imperio… el país ha perdido la esperanza de la reforma social que se vislumbraba y se ha vuelto más agresiva, avara y bueno, tiempo al tiempo, la mujer va teniendo cada vez más reconocimiento y lugar en la vida pública de la metrópolis, es la baza de ellas…veremos cómo se desenvuelven en este entorno y entre los nuevos cambios que se están instalando en la Villa de Madrid…
— Juan
Madrid 8 y 10 de enero de 1903 (Enlace y fallecimiento de mi hija en extrañas circunstancias)
Al cumplir la mayoría de edad Alfonso XIII es proclamado Rey, esto ocurre el diecisiete de mayo de mil novecientos dos, cuando se le declara mayor de edad con dieciséis años. Hay mucha agitación obrera, especialmente entre los campesinos. El Consejo de Ministros ha estado diecinueve meses ocupando la presidencia tras el final de la vida política de Sagasta, el cual fallece en este mismo año de mil novecientos tres, el mismo en el que fallece mi hija Carmen.
A los cuatro años transcurridos de mi fallecimiento y con el beneplácito de mi hija, Carmen Juana Paula Díaz Rodríguez, mi viuda, abandona el negocio de la fotografía, abandona la viudedad y contrae segundas nupcias. Mi hija Carmen decide entonces, y haciendo realidad el proyecto del que hablaron, cambiarse de domicilio a la Calle de Fuencarral número ciento cincuenta y seis, piso segundo, también su madrastra deja el domicilio familiar de la Puerta del Sol cinco. Carmen mi hija, se lleva a una de las doncellas con ella, pero al parecer discrepaban bastante y decide prescindir de sus servicios, contratando a una criada de unos cuarenta años, esta mujer echa las cartas y practica la quiromancia, y tiene un comportamiento misterioso y dominante. Mi hija ha mantenido distintas relaciones con caballeros de varias edades, pero ninguno ha sido del agrado de la criada Emeteria, la cual ejerce un poderoso influjo en ella y en sus decisiones. Cuando Carmen y su madrastra repartieron mi herencia, se adjudicó la casa-hotel del Paseo de la Castellana treinta y ocho a mi hija, y también sus rentas que eran muy generosas, permitiéndola vivir con mucha comodidad y teniendo una gran fortuna que administrar, y… hablando de administrar, ésta justamente y no otra es la profesión que ejercía Miguel Simancas de la Sierra- Llamazares, natural de Cabeza de Buey (Badajoz), nacido el 0cho de mayo de mil ochocientos setenta y uno, hijo de Julián Simancas y Petra de la Sierra- Llamazares, sus abuelos paternos, Telesforo y Josefa Cortés, y maternos León de la Sierra-Llamazares y Mauricia Gómez, su hermana Juana fue su madrina de bautizo, lleva viviendo en Madrid doce años, según sus declaraciones y reside ahora en Paseo de la Castellana cincuenta y cuatro, anteriormente vivió en la calle de Goya número cuatro, unos tres años, más o menos, antes estuvo haciendo el servicio militar otros tres años. Si echamos cuentas o bien se confunde en sus declaraciones o vino a los catorce años en mil ochocientos ochenta y cinco para hacer el servicio militar… de voluntario claro está… tal vez con algún pariente que estuviera en el ejército pues sus padres, trabajaban el campo. El caso es que él era el asistente y administrador nombrado por el Conde de Benalúa y a su servicio. Julio Quesada Cañaveral y Piédrola, Señor de Láchar y Conde de Benalúa, era el inquilino de mi hija Carmen Álvarez de Mon Gómez, la cual recibía como muy buena renta unos catorce mil reales anuales por el alquiler de la casa-hotel del Paseo de la Castellana treinta y ocho y por este motivo y no otro, se conocieron Miguel y mi hija, estuvieron unos meses conviviendo y finalmente decidieron casarse, por consejo e insistencia de su criada Emeteria. Mis sobrinos y demás parientes cercanos, mostraron su malestar y precaución ante esta sospechosa unión, ya que mi querida hija no era de aspecto agraciado, ni dulce en el trato, pero sí tenía los bolsillos llenos y una enfermedad muy avanzada, la diferencia de edad entre ellos de trece años y la diferente escala social en la que se encontraban, era susceptible a la desconfianza. Todo esto junto a algunas declaraciones que en confidencia había hecho a mi familia acerca del miedo que tenía a que su criada la envenenara o matara, desencadenó la situación. Mi hija con su mal carácter desestimó cualquier consejo y rompió las relaciones con la familia por la oposición que la mostraban. Ningún familiar asistió a la boda que se celebró el día ocho de enero de mil novecientos tres por la mañana. Era un jueves por la mañana, y fue en la Iglesia de San Luis Obispo de Madrid, frente a mi gabinete, después lo fueron a celebrar a la Bombilla y finalmente visitaron hasta alta hora de la noche el Café Levante, que era como su casa para mi hija, de total confianza ya que estaba en la planta baja de nuestra casa cuando vivíamos en Puerta del Sol cinco, frecuentándolo habitualmente. De allí, los novios se marcharon a casa, ya algo indispuesta ella, y el sábado día diez de enero, murió, apenas setenta y dos horas después. Miguel su flamante esposo avisó unas cuantas horas más tarde a su madrastra Carmen, y luego al médico. Como este último ya había estado unos días antes haciéndole una visita, por lo que, sin muchas pruebas, diagnosticó como motivo del óbito: tisis pulmonar, provocándole un síncope al parecer los últimos acontecimientos acaecidos en la vida de Carmen, comilona y fiesta. La denuncia anónima no se hizo esperar, pidiendo esta en su reivindicación que fuera investigada la extraña muerte de mi hija.
Miguel el reciente esposo fue detenido y también la criada Emeteria, haciendo diferentes declaraciones entre ellos sobre la muerte de Carmen. El Conde de Benalúa intervino a favor de su asistente y administrador atestiguando su fiabilidad por estar trabajando para él. En un principio el Juez Alonso Colmenares, pidió la autopsia del cadáver, pero por no se sabe qué motivos, no se hizo, y lo que eran sospechas pasaron a cerrar el caso como muerte natural, provocada por su enfermedad. ¿Qué podemos pensar? ¿impunidad? Cada uno sacará sus propias conclusiones, lo cierto es que ésta persona que estuvo casado con mi hija setenta y dos horas desapareció de la faz de la tierra y con toda la fortuna que tantas horas de falta de sueño me llevó reunir para el bienestar de mi familia, y la criada también desapareció de la faz de la tierra ¿casualidad verdad?, y Julio Quesada Cañaveral y Piédrola, el Conde de Benalúase fue ese mismo año a Granada su tierra con la adquisición de un lujoso coche de motor, el primero en su provincia, y de los primeros vehículos de España…ese mismo año. Solo cuento hechos, y aunque me acojo a la ley de la libre expresión, dejo la interpretación de lo que cuento a quien quiera leerlo y entenderlo. No pudo darme ningún nieto mi hija para que hubiera honrado el nombre de su abuelo, por lo que ella y yo estamos juntos y solos para siempre y en la eternidad, pero gracias y debido a la casuística que a mi mentora le llevó a sacar a la luz el relato de nuestra vida sustraída del olvido, es ahora que lo conocéis el momento de deciros a todos que descansaremos por fin en paz …y por favor que la historia continúe…al menos la de mi sobrino y ahijado Manuel que es su bisabuelo… Agradecido estoy a todos por tenerme un ratito, el tiempo que dura esta lectura, en vuestro pensamiento…mi trabajo con la fotografía os hará recordarme siempre…
— Juan
Periódico El Imparcial 17 de enero de 1903.
Periódico El Imparcial. 18 de enero de 1903. Pág. 2
Periódico El Día. 17 de enero de 1903. Pág 2.
Periódico El Día. 17 de enero de 1903. Pág 2.
Periódico El País. 17 de enero de 1903. Pág. 3