Biblioteca

Durante más de treinta y cinco años me entregué con pasión al arte de la fotografía, en aquellos primeros tiempos en que la luz y la paciencia eran los aliados más fieles del retratista. De aquel oficio nacieron innumerables copias que hoy circulan por el mundo, haciendo sonreír a quienes posaron ante mi lente y a sus familias, testigos del paso del tiempo a través de una imagen detenida.

Mi legado también tomó forma en reportajes y exposiciones, donde mis fotografías fueron admiradas y comentadas en la prensa de la época. Se decía entonces que trabajaba con las mejores tintas, al estilo de maestros como Disdéri o Vernay, lo que para mí era más un homenaje que una comparación.

Han pasado más de 120 años desde aquellos días, y aunque mucho se ha perdido en el vaivén del tiempo, mi obra aún perdura, dispersa por distintos rincones. Aquí presento una selección de esas imágenes, cuidadosamente conservadas, como un pequeño testimonio de aquella labor que fue, durante décadas, mi razón de ser.

  • Individuales en su estudio