Asturias

DIARIO DE JUAN ALVAREZ MON

EN ASTURIAS

Talaren, 26 de noviembre de 1828 (Mi nacimiento)

La fragancia de los brezales y las turberas, junto al de la madera de castaño flotaba entre los arbustos.  Sobre las ramas mojadas por el rocío un ave atravesó un banco de niebla y ganó altura para besar el amanecer sobre las tierras de Talaren.  Reina Fernando VII por fin como Rey.

Ese día vine al mundo yo, Juan Álvarez de Mon Álvarez Acebedo.

En la madrugada del veintiséis de noviembre de 1828, en Asturias, en el pueblo de Navia, distrito de Luarca y en el número seis del lugar de Talarén parroquia de San Antolín de Villanueva, mi madre María de 22 años de edad del lugar de Lebredo del concejo de Trancedo Franco, hija de Benito y de Ramona ambos de Lebredo, por fin y tras dos largas horas terminó su trabajo de parto. Estábamos en otoño y esa noche llovió mucho…

Mi padre Miguel, de veintinueve años de edad, hizo el último recorrido de esa noche, bajando y subiendo por los once peldaños de madera de castaño que separaban la habitación donde estábamos mi madre y yo, de la planta baja de la casa.

Soy su segundo hijo varón. ¡Estaban tan felices los dos! En una hora mi padre se irá a trabajar al campo, pues mis padres son labradores. Es su casa, son sus tierras y viven de ellas, las trabajan con orgullo y tesón desde el alba y hasta el ocaso.

Os diré que tengo tres hermanos, ahora duermen; Domingo de diez años, Teresa de ocho y María Petra de solo cinco años. Mi padre estuvo casado antes con María Ana Rodríguez del Valle natural de Anleo, y mis tres hermanos nacieron durante ese matrimonio. La madre de ellos falleció el catorce de diciembre de mil ochocientos veintitrés, a consecuencia de problemas derivados del parto tras dar a luz a María Petra que nació el siete de enero de ese año de mil ochocientos veintitrés.

En casa también estaban mis abuelos maternos Benito y Ramona y mi abuela paterna Francisca Micaela.  Según vaya despertando el día me presentaran a todos, más tarde, ahora me tienen que asear a mí, y atender a mi mamá.

Mi carita hoy, estará en la mente de mi padre y le haré más llevadera su dura jornada de trabajo. Ahora tengo que hacer lo que hacemos los recién nacidos, dormir, dormir y dormir, para crecer y seguir contándoos mis andanzas.

Talarén, 27 de noviembre 1828 (Mi bautismo)

¡Demasiado hermoso para mí! He conocido a mis hermanos, a mi abuela paterna Francisca Micaela (mi madrina), a mi abuelo Domingo no, pues el, falleció con veintinueve años cuando mi padre estaba en el seno de mi madre, él tampoco lo conoció, fue hijo póstumo; también he conocido a mis abuelos maternos Benito y Ramona.

Hoy es veintisiete de noviembre de mil ochocientos veintiocho y está repicando la campana de la Iglesia-Templo de San Antolín de Villanueva, se construyó en mil seiscientos trece.

Me bautizan. ¡Estoy guapísimo!, me han vestido con mantilla larga, suave y calentita pues hace mucho frio y me llevan mis padrinos que son mi abuela paterna María Francisca Micaela Luisa García de la Coba y Juan Pérez que creo que es tío de mi madre, pues el segundo apellido de mi madre es Pérez, aunque el cura, y sírvase de anécdota, le registro el apellido como Villamil, que era entonces un concejal de Navia.

D. Antonio Francisco Díaz de Carbajal cura propio de la parroquia me puso los Santos Oleos y me pusieron por nombre de pila Juan cómo mi tras- tatarabuelo (Juan Álvarez de Mon, que era de Armental), y cómo mi padrino Juan Pérez.

En mi genealogía Juan e Ysavel Díaz ocupan el primer registro de los Álvarez de Mon en esta parroquia y están registrados en el Archivo Diocesano de Oviedo. Se ha celebrado una larga misa. Como es otoño y el tiempo es cada vez más frio y yo necesito estar con mi mamá, hemos regresado a casa donde nos estaba esperando ella y una modesta pero entrañable celebración por mí nacimiento. Mis hermanos no pueden dejar de mirarme, soy tan pequeño. Es fantástico soy el centro de atención de todos, y además les hago muy felices. Me gustaría detener el tiempo en una imagen de este día, pero… ya llegará…

Talaren, 5 de diciembre de 1828 (Cumpleaños de mi hermana Teresa)

La habitación revestida con paneles de madera de castaño y con telas, permanecía envuelta en sombras, tan solo estaba iluminada por la luz que procedía de un candelabro con vela de sebo situado sobre una mesita en la que se reflejaba la blancura de las sabanas de una cuna y los cuadros y pálidos colores de las ropas que vestían las tres personitas presentes en la estancia ¡Mis hermanos! Domingo, Teresa y María Petra.

El que estaba en la cuna era yo, claro está, y ese día viviría la onomástica del noveno aniversario del nacimiento de mi hermana Teresa, nació el cinco de diciembre de mil ochocientos veinte.

Yo estaba dormido pues solo tenía nueve días de vida mientras que mi hermana Teresa cumple nueve años. Me observaban y respiraban mi fragancia de bebe, hasta que desde la puerta mi mamá María, les mandó bajar a la cocina en silencio para no despertarme y para que se tomaran el pastel de manzana y castaña que mi abuela Francisca, con la que vivíamos, había preparado para celebrarlo.

No me gustó quedarme solo, así que berreé un poco hasta que me llevaron junto a toda mi familia que disfrutaba y sonreía con el acontecimiento familiar, para mí era el primero de mi vida.

Talaren, 7 de enero de 1829 (Cumpleaños de mi hermana María Petra)

Ya tengo 33 días de vida, es invierno, esta sería una de las semanas más felices de mi vida, otro cumpleaños y en esta ocasión era el de mi hermana María Petra que cumplía seis años pues nació el 7 de enero de 1822. Todos en “casa Miguel”, (la casa que levantó, no mi padre Miguel Álvarez de Mon García de la Coba sino su abuelo Miguel Álvarez de Mon García del Rio hijo este último de Cayetano y María García del Río Medal  nacidos en Armental, cuando contrajo 1*matrimonio con Bernarda Fernández del Valle el dieciseis de septiembre de 1765 en la iglesia de Talarén),  están complacidos conmigo, y al parecer todo cuanto hago, un gesto, un sonido, una queja, está bien. Pienso que esto se terminará algún día, pero ahora quiero disfrutarlo mientras pueda.Pasaba cada minuto que podía con mi familia. Mis hermanos y en especial Teresa y María Petra mis hermanas deseaban saber todo sobre mis sueños, mi mundo y nunca se cansaban de preguntar a mi madre sobre mí.

Ayer habíamos celebrado el día de los Santos Reyes Magos de Oriente, en este siglo ya se festejaba, por la mañana habíamos ido a la iglesia, y por la tarde al irse la luz del sol, en nuestra casa disfrutamos de lo que teníamos, y hoy teníamos algunas cosas ricas que habían quedado de los preparativos de ayer, hojaldres de castaña, arroz con leche, y esas riquísimas fabes, que cuando me salga la dentición, me nombraré catador oficial de la familia Álvarez de Mon, para disfrutarlas, pero  ahora solo lácteos y a temperatura ambiente. También hicieron mis hermanos algunos juegos para divertirse, y se le deseó a María Petra de seis añitos, que cumpliera muchos más.

Me sentía muy querido y mi mamá ya estaba muy recuperada, cuando haga mejor tiempo saldremos a dar un paseo para recibir el sol en mi cabecita y así  se me cierre la fontanela poco a poco con ese aporte extra de vitamina D. Tal vez vayamos a Navia pues en la plaza de armas está el edificio del Ayuntamiento que se va a  inaugurar en breve, estamos en 1828.

1*Archivo Histórico Diocesano de Oviedo. Caja 39.10.2 folio 259 vuelto.

Talarén 14 de diciembre de 1828 (5º Aniversario del fallecimiento de la madre de mis medio-hermanos)

 El catorce de diciembre del año de 1823 falleció la madre de mis hermanos Domingo, Teresa y María Petra, se llamaba María Ana Rodríguez del Valle y era natural de San Miguel de Anleo. Fue la primera esposa de mi padre Miguel Álvarez de Mon García de la Coba. Es el quinto aniversario de su muerte.

Al parecer *el infrascrito cura de la Iglesia de San Antolín Antonio Francisco Díaz, le otorgó los Santos Sacramentos y dio sepultura al cadáver de María Ana tras una larga enfermedad.

Desde su fallecimiento han pasado cinco años, creo que este año será el último que hagamos misa por el recuerdo de su alma. Mi padre se ha vuelto a casar con María Álvarez Acevedo Pérez, mi mamá y he nacido yo.  No debemos olvidarla nunca pues es la madre de mis hermanos. Además mi madre es * tía de ellos, pero aún no hemos descubierto el porqué, pues mi padre solo tuvo una hermana, María, pero existen documentos que lo corroboran como la escritura de compra-venta de diez de mayo de 1865, protocolo 38 de José García Loredo, en la que Domingo el hermano de Juan Álvarez de Mon, les compra a sus padres los  inmuebles de Talarén reservándoles el usufructo vitalicio a ambos. Domingo muere en 1883 y sus padres Miguel y María en 1888.

*Libro de difuntos. Archivo Histórico Diocesano de Oviedo

Talarén, 21 de diciembre de 1831 (Nacimiento de mi hermana Ramona)

Aquella era una fría pero despejada mañana del mes de diciembre, faltaba poco para las fiestas de Navidad, y teníamos adornada la chimenea de casa con hojas de los árboles a las que mis hermanos habían dado color con su maestra en la escuela, y después de dejarlas secar las habían colgado. Para mí era hipnotizante, esos colorines que se movían tanto al abrir la puerta cuando entraba mi padre Miguel al volver a la noche de trabajar en el campo, parecía que me llamaban para que los acariciara, me llevaban como un imán hacia las hojas, pero nunca lo conseguí, siempre me pillaban antes.

Ya tengo tres años, y mucha energía, mis hermanos mayores lo son también tres años más. Trece años tiene Domingo, doce años Teresa y ocho años María Petra, los dos mayores están en plena pubertad. Con nosotros sigue mi madrina y abuela paterna Francisca Micaela, está enferma y en cama siempre, ya está muy débil y casi no se levanta.

Mis abuelos maternos Benito y Ramona, vienen mucho, sobre todo últimamente para ayudar a mi mamá, hoy han estado toda la noche aquí junto a algunos familiares más, ¿sabéis por qué?  Pues porque desde hoy ya no soy el último de la familia, ahora lo es mi hermanita Ramona Tomasa María. Ha nacido la primera hembra del segundo matrimonio de mis padres Miguel y María. Todo ha salido bien, mi mama se encuentra bien y también mi hermanita Ramona.

Le han puesto los Santos Oleos solemnemente hoy mismo, D. Antonio Carballido Presbítero Excusador de la parroquia de San Antolino y Don Antonio Díaz de Carbajal cura propio de la misma. Los padrinos han sido mis abuelos maternos Benito y Ramona. Se ha hecho una corta misa, y mi hermana Teresa se ha estado ocupando de mí en todo momento.

Este es otro de esos momentos familiares y lleno de amor que me hubiera gustado conservar en el tiempo, la felicidad flota como partículas doradas de polvo mágico en el aire de mi casa, y no hay un pintor a mano… si ya existiera la fot…..

Talarén, 22 de julio de 1835 (Nacimiento de mi hermana Rafaela)

Me levanté del suelo, tenía las rodillas marcadas por las piedras, hacía calor y mi hermana Ramona de cuatro años y yo jugábamos junto al hórreo de mi casa, era verano, y esa misma madrugada había nacido la segunda hija del matrimonio de mis padres Miguel y María.

Había mucho ajetreo de familiares y vecinos que venían a ayudar, esta tarde será bautizada. A mí nueva hermana, se la pondrá Rafaela Paulina Álvarez de Mon y Álvarez Acevedo.

Yo ya tenía siete años o mejor dicho los cumpliría en cuatro meses, y empezaría a ir a la escuela, habían pasado ya dos años del fallecimiento de mi abuelita Francisca Micaela, mi madrina. Aprendí que a los que queríamos mucho se los llevaba Dios, y para que recicláramos ese amor, nos traía a otro bebe para volcarlo en él, o eso me contó algún mayor. Los sistemas de Dios eran dolorosos, nunca estaría de acuerdo con él, por el contrario, yo siempre guardaría mi amor en mi corazón para mi abuela, y para mi nueva hermanita Rafaela, crearía un nuevo lugar en mi corazón.

Mis hermanos Domingo y Teresa serían los padrinos de mi reciente hermana, ya eran muy mayores Domingo tenía diecisiete años, trabajaba junto a mi padre en el campo y estudiaba, pronto se marcharía a hacer el servicio militar, y después se iría a Madrid a trabajar, y mi hermana Teresa con quince años, era preciosa, y era uno de los brazos fuertes en casa para ayudar a mi mamá, también iba a la escuela,  ella con el tiempo se iría también a vivir a Madrid; mi hermana María Petra, tenía 13 años, adolescente, también muy bonita, que ayudaba a mi madre en todo lo que se le pedía después de la escuela, ella también se iría a vivir a Madrid y Ramona que solo tenía cuatro años, solo se dedicaba a crecer y aprender, sobre todo de mí, que me seguía como un pollito a su mamá a todas partes.

Llegó la hora de la celebración eclesiástica y Don José Antonio López Presbítero cura vacante, puso los Santos Oleos a Rafaela. Después del bautizo, volvimos a casa, y como hacia tan buen tiempo, hicimos una merienda cena en el exterior para celebrarlo. Todo ha salido bien. Mi mamá tiene salud y mi hermana Rafaela también.

Ya somos seis hermanos y mis padres, hay mucho trabajo que hacer para que todos estemos bien día a día, mis padres se esfuerzan mucho trabajando en el campo, pero dependemos del tiempo que haga, la lluvia especialmente, y no siempre es como se espera.

Esa noche de verano, dormiríamos los seis en nuestra casa, llena de amor, echando de menos a los que no estaban ya, pero felices de estar todos juntos… otro de los momentos que me hubiera gustado dejar reflejado en … para recordar …

Talarén, 22 de julio de 1835 (Fallecimiento de mi abuela Francisca Micaela)

Me levanté del suelo, tenía las rodillas marcadas por las piedras, hacía calor y mi hermana Ramona de cuatro años y yo jugábamos junto al hórreo de mi casa, era verano, y esa misma madrugada había nacido la segunda hija del matrimonio de mis padres Miguel y María.

Había mucho ajetreo de familiares y vecinos que venían a ayudar, esta tarde será bautizada. A mí nueva hermana, se la pondrá Rafaela Paulina Álvarez de Mon y Álvarez Acevedo.

Yo ya tenía siete años o mejor dicho los cumpliría en cuatro meses, y empezaría a ir a la escuela, habían pasado ya dos años del fallecimiento de mi abuelita Francisca Micaela, mi madrina. Aprendí que a los que queríamos mucho se los llevaba Dios, y para que recicláramos ese amor, nos traía a otro bebe para volcarlo en él, o eso me contó algún mayor. Los sistemas de Dios eran dolorosos, nunca estaría de acuerdo con él, por el contrario, yo siempre guardaría mi amor en mi corazón para mi abuela, y para mi nueva hermanita Rafaela, crearía un nuevo lugar en mi corazón.

Mis hermanos Domingo y Teresa serían los padrinos de mi reciente hermana, ya eran muy mayores Domingo tenía diecisiete años, trabajaba junto a mi padre en el campo y estudiaba, pronto se marcharía a hacer el servicio militar, y después se iría a Madrid a trabajar, y mi hermana Teresa con quince años, era preciosa, y era uno de los brazos fuertes en casa para ayudar a mi mamá, también iba a la escuela,  ella con el tiempo se iría también a vivir a Madrid; mi hermana María Petra, tenía 13 años, adolescente, también muy bonita, que ayudaba a mi madre en todo lo que se le pedía después de la escuela, ella también se iría a vivir a Madrid y Ramona que solo tenía cuatro años, solo se dedicaba a crecer y aprender, sobre todo de mí, que me seguía como un pollito a su mamá a todas partes.

Llegó la hora de la celebración eclesiástica y Don José Antonio López Presbítero cura vacante, puso los Santos Oleos a Rafaela. Después del bautizo, volvimos a casa, y como hacia tan buen tiempo, hicimos una merienda cena en el exterior para celebrarlo. Todo ha salido bien. Mi mamá tiene salud y mi hermana Rafaela también.

Ya somos seis hermanos y mis padres, hay mucho trabajo que hacer para que todos estemos bien día a día, mis padres se esfuerzan mucho trabajando en el campo, pero dependemos del tiempo que haga, la lluvia especialmente, y no siempre es como se espera.

Esa noche de verano, dormiríamos los seis en nuestra casa, llena de amor, echando de menos a los que no estaban ya, pero felices de estar todos juntos… otro de los momentos que me hubiera gustado dejar reflejado en … para recordar …

Talaren, 20 de abril de 1837 (Nacimiento de mi hermana Rita)

Aire fresco en el que flotan partículas del porvenir, la primavera se asoma con su brisilla gentil.

Hoy es veinte de abril del año de mil ochocientos treinta y siete. Reina Mª Cristina de Borbón Dos Sicilias desde el diecinueve de septiembre de mil ochocientos treinta y tres, como Reina consorte y tras la muerte de Fernando VII; como su hija y heredera Isabel II, es menor, su madre la Reina consorte asume la regencia.

Es un espléndido día de primavera y en estos días se celebrará la Pascua de la Semana Santa.

En mi casa aún están todos mis hermanos, Domingo ya tiene diecinueve años; Teresa diecisiete; María Petra quince; yo Juan tengo nueve años; Ramona seis años y Rafaela solo dos. Mi madre María tiene treinta y un años y mi padre Miguel treinta y nueve años. Mi familia es muy grande, y muy joven, pero nunca somos suficientes.

Hoy ha venido al mundo otra hija para mis padres, y todo ha salido bien. Es muy bonita, pequeñísima y está muy sana como todos nosotros. Esta tarde José Antonio López, Cura vacante, según su acta de Bautismo, le ha puesto los Santos Oleos. Los padrinos han sido mi hermana Teresa y José también hermano mío parece ser (no sé si es una equivocación al transcribir la escritura el Cura, o es que tengo otro hermano llamado José, que no sería de este matrimonio de Miguel y María mis padres; puede que mi madre estuviera casada con anterioridad con algún hermano de María Ana Rodríguez del Valle y quedara viuda con este hijo José y se casara de nuevo con Miguel mi padre. Esto explicaría el por qué María mi madre dice que es tía de Domingo mi hermano de padre), pero solo son conjeturas.

Se le ha puesto por nombre Rita… y no será la última… es un día feliz, aunque sí que es cierto que a mis padres, cada vez les resulta más trabajoso mantenernos a todos, el tiempo no acompaña, las cosechas no tienen esplendor, y nosotros crecemos muy rápido.

Yo sigo guardando en mi mente la imagen de cada nacimiento de mis hermanos, la imagen de la felicidad y la emoción familiar, la imagen de la nueva vida en las manos de mis padres, que con responsabilidad aceptan y desarrollan con inmenso cariño, siendo padres, aún sin saber leer ni escribir, pues así es. Algún día lo plasmaré de alguna forma que invente…

Talaren, 16 de agosto de 1841 (Nacimiento de mi hermana Francisca Ramona)

El bebé sollozó al sentir el agua sobre su cabecita, Francisca Ramona acababa de recibir los Santos Oleos del Cura Gregorio Fernández Arjones, se la oyó por toda la bóveda del templo, parece que quisiera decir que ella cerraba la lista de hermanos para la familia, a mi madre en este alumbramiento le costó un poco más, ya son treinta y cinco años y muchos hijos y mucho trabajo y queremos que esté con nosotros muchos años. Mi padre Miguel, también ha sentido la preocupación por su esfuerzo. Se me hizo un nudo en la garganta al escuchar su precioso balbuceo, esta vez sí que sería la última, trabajando en el campo junto a mi padre y después de tantos partos, mi madre estaba cansada, debía cuidarse.

 Los padrinos han sido mi hermana Ramona de diez años y Francisco Fernández Acevedo. Los testigos Francisco Castrillón y Antonia Rodríguez.

Miré por encima del hombro a mis hermanos tan guapos, y vi cómo a mi hermana María Petra de diecinueve años le caía una lágrima y tenía la nariz roja y es que cuánto más mayores nos hacemos con mayor intensidad sentimos los acontecimientos familiares.

Hoy es dieciséis de agosto de mil ochocientos cuarenta y uno, y desde el diecisiete de octubre de 1840, tiene la Jefatura de Estado el General Baldomero Espartero.

También os contaré que mi querido hermano Domingo, se fue de Talarén con gran pesar de todos, a hacer el servicio militar y después se casó en Madrid con Isabel Tejero Preciado (hija de Isidoro y María). El doce de mayo de mil ochocientos cuarenta y uno, o sea hace tres meses, ha tenido a su primera hija y la han puesto por nombre Dominga. Ella y Francisca Ramona serán tía y sobrina con tres meses de diferencia. Para mí es la primera de mis sobrinas. En este año, residen en la calle Valverde número veintiocho, piso 4º de Madrid.

Mi hermana Teresa que ya cuenta con veintiún años de edad se casó con Antonio Catalá y también se fue a vivir a Madrid, reside en la calle Huertas, número diez.

Aunque mi edad no es mucha pues he cumplido trece años, me doy cuenta de que mis padres no pueden con tanto trabajo. Mi hermano mayor Domingo se fue a Madrid a trabajar para poder ayudarles y tener un futuro firme, y está trabajando mucho, y ayuda a mis padres especialmente, a pesar de haber formado su propia familia. Yo siento la necesidad de hacer lo mismo, tengo que ayudarles en cuanto que la edad me lo permita, lo peor será separarme de todos ellos y de mi tierra.

Talaren, 26 de noviembre de 1841 (Mi padre y yo)

Estoy con mi padre Miguel en la fuente de la Queixola, estamos lavando unos nabos y otras verduras para la alimentación del ganado que hemos recogido del campo, el reflejo que el agua me devuelve de los rostros de mi padre y el mío, me desata la imaginación…

Bueno hoy he estado ayudando a mi padre, él me ha estado hablando de nuestros antepasados, y de su bisabuela a la que no conoció pues hace cincuenta años que falleció, fue el veintiséis de noviembre de mil setecientos noventa y uno, pero de la que su madre guardaba un grato recuerdo. Sería mi tatarabuela paterna. Y este día decidió transmitirme su memoria.

Me contó que se llamaba María García del Rio Fernández-Medal natural de Talarén hija de Miguel García del Rio y Juana Fernández-Medal. Se casó con Cayetano Álvarez de Mon Diaz hijo de Juan Álvarez de Mon (por el que llevo el nombre de pila) e Ysavel Diaz, ambos de Armental, el día treinta de junio de mil setecientos treinta y ocho.

 En mil setecientos sesenta y cinco, el dieciséis de septiembre cuando se casa Miguel, mi bisabuelo, su padre Cayetano ya estaba difunto. Parece ser la viuda de Cayetano mi tatarabuela María testó, dejando a mi bisabuelo Miguel, mejorado en el tercio y remanente de un quinto de sus bienes.

Ellos tuvieron tres hijos y dos hijas: Miguel mi bisabuelo al que no conocí, Juan; Antonio; María y otra hija que falleció en el Concejo de Pravia.

Me gusta mucho estar con mi padre, es un gran hombre, ¡hasta lo dejarán por escrito sus vecinos, en el futuro, en documentos públicos!. Es muy trabajador, lucha con la tierra sin parar, nuestras tierras, recientemente aramos y cultivamos en la Sierra de las Aceñas, no es terreno nuestro, pero son ingresos que nos hacen falta, todo es poco para lo que gastamos mis hermanos y yo. Ya me gustaría a mi hacer algo más para poder ayudarle. El impuesto foral que nos cobra por las tierras el Excelentísimo Señor Duque del Parque de dos medidas y media de trigo es cada vez más difícil conseguir. Las cosechas cada año van siendo peores, habrá que encontrar salidas laborales en otros lugares. Mi medio hermano mayor Domingo, que se estableció ya en Madrid, parece que no le van mal la cosas, pienso que sería conveniente que siguiera sus pasos aunque aún soy muy joven. Sin embargo, ante el dolor que le puede causar a mi padre sea grande si me ausento, es más el dolor que tiene de no poder ofrecerme todo lo que le gustaría, por todo veo me apoya en ello, está seguro de mí y eso me enorgullece y hace que vaya pensando en partir hacia Madrid…